Gabriel García tuvo su última reunión con los súperdelegados en Palacio Nacional el pasado 24 de junio. Un día después, renunció o fue renunciado de la Coordinación de Programas Sociales para regresar a ocupar un escaño en el Senado.

 

Presumiblemente, en esa última reunión, García se despidió de ellos, les avisó que se iba y que vendría una reorganización de ese equipo.

 

Previo a esa última reunión con los súper delegados ocurrió la súper regañiza que les puso López Obrador a todos ellos. Según han reportado varios columnistas, sucedió el 14 de junio. A pesar de las victorias en 60 por ciento de los distritos y las 11 gubernaturas, el presidente no quedó nada contento con los rendimientos que dieron sus programas sociales, especialmente en las zonas urbanas que se perdieron.

 

Según Leonardo Kourchenko, en esa súper regañiza “AMLO los acusó de soberbios, envanecidos, ambiciosos, vulgares, individualistas, buscando sólo su propio beneficio personal, peleando cotos de poder como si hubiera muchos proyectos: “Que les quede claro –espetó el presidente– proyecto sólo hay uno”. ¡Vaya regaño!”. Hasta ahí la cita.

 

Uno de los señalados, por la magnitud del desastre electoral, es Rodrigo Abdala, a quien nadie sabe cuánto tiempo le queda como súper delegado. Claro, le queda el tiempo que quiera el presidente, lo cual es una obviedad porque puede correrlo cuando quiera.

 

El problema de Abdala es que, desde su posición, fue un cero a la izquierda para detener el derrumbe de Morena en la zona metropolitana que le costó al proyecto de la 4T cuatro diputaciones federales —tres de la capital y una de Cholula— mientras que en 2018 Morena había arrasado.

 

Los números no cuadran y en política, siempre que se resta, se pierde.

 

En 2018, esos cinco distritos electorales de la zona conurbada dieron en conjunto 531 mil votos.

 

En 2021, esos mismos cinco distritos, sólo dieron 319 mil votos. La pérdida neta son 212 mil votos, alrededor del 40 por ciento de los sufragios obtenidos tres años antes.

 

¿Cuál es la explicación de Abdala?

 

¿Los poblanos dejaron de creer en el proyecto del presidente?

 

¿Votaron en contra de la 4T pese a recibir los programas, es decir, no fueron leales?

 

¿La operación de los programas fue desastrosa en los tres años?

 

¿Se alcanzaron las metas de beneficiarios o muchos de ellos son fantasmas?

 

¿212 mil poblanos traicionaron a la 4T?

 

¿Todo es culpa de Claudia?

 

¿Cuál fue el rendimiento de los programas sociales?

 

¿Las vacunas no dieron, sino que quitaron votos?

 

¿Cuál es el papel de Rodrigo Abdala en todo esto?

 

Abdala puede argumentar que el efecto Claudia los superó. El problema es que él fue parte de ese efecto, ya que ha quedado claro que su equipo más cercano participó del claudismo, destacando a César Addi Sánchez Salinas, quien fue el responsable del brigadeo a favor de la alcaldesa. Y el que les quedó a deber dinero a los brigadistas.

 

Otro de sus cercanos, Iztac Hernández, recibió la regiduría 11 en la planilla de Claudia como pago a los servicios de los Abdala.

 

Pero el súper delegado Abdala, a su vez, delegó en Iztac Hernández la estructura de la defensa del voto en todo el estado, la misma tarea que el equipo tuvo en 2018.

 

Y todo indica que hicieron lo mismo que en 2018: traicionar y entregarla a los enemigos para que no hubiera actas para defender triunfos.

 

Sí, lo mismo que Abdala le hizo a Barbosa en 2018, razón del profundo desacuerdo que los hace irreconciliables.

 

Así que el súper delegado Abdala es el que hace que la 4T duerma con los enemigos.

 

Mañana, el resto de la historia.