La falsa esperanza de que Eduardo Rivera Pérez no llegara a la candidatura del PRIANRD a la capital fue sólo eso: una falsa esperanza. El estire y afloje al interior del PAN terminó ayer: el ex edil ya acordó con Genoveva Huerta, cedió lo que tenía que ceder, el amarre recibió el aval de Marko Cortés y a la planilla sólo le faltan los nombres.

 

Bastó la aparición de Pepe Chedraui y su ofrecimiento de 200 millones de pesos en la mesa para que las corrientes panistas se entendieran, esto es, que Lalo Rivera le bajara a su soberbia. Tiene mucho potencial, pero no esa cantidad de dinero. Y necesita a fuerza al PAN porque son la papa y la cátsup.

 

Del lado de Genoveva operó un hecho circunstancial: que MC le sostuviera la oferta a Lalo Rivera y ordenara a Fernando Morales que no destapara a Manlio López como su candidato, como mensaje de que la esperanza de llevarse al ex edil no se terminaba. Genoveva también le bajó dos rayitas.

 

Así que si los Claudias, Armentas, Biestros, Garmendias, Evangelistas y compañía no se ponen las pilas, los van a arrasar el 6 de junio. Cada uno va a perder en la medida de sus intereses, pero todos van a quedar mal.

 

Todos le van a quedar mal a AMLO. Todos.

 

Y ya de ahí, cada uno a sus patrones particulares: Mario Delgado, Luján, Barbosa, Monreal.

 

Nadie se va a salvar de la quema.

 

Y es que es sencillo: mientras al PRIANRD navega con tranquilidad y hay camaradería entre Genoveva, Nestor y Carlos Martínez Amador, entre los Morenos hay odio y aborrecimientos.

 

Mientras los PRIANRD se pican la panza, los Claudias, Armentas, Biestros, Garmendias, Abdalas, Evangelistas, Cotoñetos y compañía se aborrecen mutuamente. Todos desconfían de todos y nadie se puede ver.

 

Con la pandemia encima, la crisis económica, y Lalo Rivera de candidato, que nadie se sorprenda que el día de la derrota se laman juntos las heridas y forjen la unidad que no pueden ahora.

 

El hambre y la derrota dan lecciones.

 

Van a perder todos, pero el que menos va a perder será el gobernador Barbosa: él ya es gobernador y podrá ponerse de acuerdo con los que resulten electos diputados.

 

Con Lalo Rivera hace mucho que no habla, pero no necesita hacerlo para tener una buena relación. Se llaman interlocutores.

 

El sueño de Armenta y de Claudia de tener amarrado el 2024 se les va a chamuscar porque las apuestas se van a mover hacia el PRIANRD de poner al próximo gobernador.

 

Faltan detalles del acuerdo, pero ayer el PRIANRD se arregló para repartirse los 26 distritos al Congreso local: 12 el PAN, 10 el PRI y 4 la colita del PRD.

 

Van en serio, con muchas posibilidades.

 

Otra vez, los Claudias, Armentas, Biestros, Garmendias, Abdalas, Evangelistas, Cotoñetos no se dieron cuenta a tiempo que los enemigos estaban en frente. Ahora los tienen juntos y formaditos.

 

Con tanta división y odio entre los Morenos, el PRIANRD calcula que pueden ganar 20 distritos con la mano en la cintura.

 

Alguien lo dijo anoche en la reunión del cierre de los acuerdos: son tan pendejos que se derrotaron solos.

 

Quizá tiene razón: ya se verá el 7 de junio.

 

Abrirán las botellas de champaña o van a chillar.