Sin oposición que lograra por lo menos reunir los requisitos para inscribirse para competir, Néstor Camarillo amarró ayer su reelección de trámite avalada por el dirigente nacional ‘Alito’ Moreno, quien mantendrá el control del priismo poblano a través de sus tres operadores: Jorge Estefan Chidiac, Javier Casique y el propio Néstor.

 

Podrá decirse que se trató de una convocatoria amañada, pero es cada vez más el estilo de todos los partidos políticos: confeccionar el saco para la persona adecuada. Y todas esas confecciones, se ha visto, son capaces de resistir la revisión de los tribunales electorales federales.

 

Dos priistas soñaron en competirle a Néstor, pero sin las condiciones adecuadas. Quiso Xitlalic Ceja, con el apoyo de su ex esposo Lázaro Jiménez Aquino, pero ‘Alito’ Moreno les pidió ya no meterse en el tema de Puebla, pues el presidente de la Fundación Reyes Heroles ya fue bien pagado con una diputación plurinominal.

 

En el caso de Juan Carlos Lastiri, una inoportuna infección de COVID de la que apenas fue dado de alta ayer impidió que pudiera moverse en los sectores para que le firmaran los apoyos necesarios para inscribirse.

 

A ‘Alito’ Moreno le interesa que en el PRI poblano se muevan pocas cosas y mantener la operación a través de sus tres hombres clave por una razón: sabe que por lo menos dos de ellos –Néstor y Estefan– se han mezclado muy bien con Eduardo Rivera Pérez, quien ‘va que vuela’ para ser candidato del PRIAN en 2024, y si las cosas se siguen poniendo feas en Acción Nacional, puede acabar siendo sólo candidato del PRI.

 

En efecto: durante los dos últimos meses tras la victoria, ‘Lalo’ Rivera se ve más cercano al PRI que al PAN. Y lo es en todas sus expresiones.

 

‘Lalo’ Rivera ya se reunió con el dirigente nacional del PRI, ‘Alito’ Moreno, no así con el líder de su partido, Marko Cortés.

 

‘Lalo’ Rivera ya se reunió con la fracción de diputados del PRI y su coordinador, Jorge Estefan Chidiac, no así con los diputados panistas y ‘Lalo’ Alcántara. Y ni siquiera hay fecha cercana.

 

‘Lalo’ Rivera ya tiene proyectados los cargos del gobierno municipal que va a ofrecerle a los priistas, entre ellos valora a Víctor Giorgana o Karina Romero para la Secretaría General.

 

Y lo más importante: ‘Lalo’ Rivera ya se reunió varias veces con Néstor Camarillo y ni una con Genoveva Huerta. Ni lo hará.

 

Hoy ‘Lalo’ Rivera es más priista que panista. Así lo ven todos. Y con esa cercanía, no es imposible imaginar que una ruptura en Acción Nacional haga del edil electo el candidato del PRI a la gubernatura y no del PRIAN en 2024 ¿Se vale soñar, no?

 

Ese triángulo de influencia de ‘Alito’ Moreno se complementa con el vínculo que Estefan y Casique han trazado con el gobernador Barbosa, a quien le han vendido la idea –no se sabe si se las ha comprado– de que a falta de una buena relación con Morena, es el PRI quien puede defender sus intereses en San Lázaro.

 

Claro que suena un poco ingenuo que una mini bancada de 70 legisladores pueda hacer mucho en una cámara de 500, pero es evidente que Estefan y compañía algo tienen que vender.

 

Con la reelección de Néstor, pues, el PRI poblano continúa su purificación interminable de cuadros hasta terminar con la infección de la herencia marinista, mientras en silencio comienza a armar su plan de 2024, que incluye pedir la primera senaduría de mayoría y dejarle al PAN la segunda.

 

La maquinaria tricolor respira y aspira.