Viernes, 19 de Abril del 2024
Martes, 24 Agosto 2021 03:33

Se acabó la feria de Abdalín

Se acabó la feria de Abdalín Escrito Por :   Arturo Rueda

En los años por venir, cuando se acabe el efímero sueldo de una Unidad de Planeación y Evaluación, a Abdala se le seguirá recordando por lo mismo: por haber matado a una abuelita que quería vivir, pero que al buscar su vacuna falleció por el desorden logístico del superdelegado.


 

Llegó sin hacer ruido, se fue sin hacer ruido. Tan anticlimática fue su llegada, como su salida. A Rodrigo Abdala, como superdelegado, sólo se le recordará por dos cosas. Una, porque nunca tuvo una reunión oficial con el gobernador Luis Miguel Barbosa. Y dos, por haber matado a una abuelita en las primeras Jornadas de Vacunación en Puebla capital como consecuencia de su desastre logístico.

 

Tan anticlimática es la salida de Abdala, como la llegada de una nueva superdelegada que carece de perfil político, por no decir que solamente tiene un perfil técnico; lo que vacía a la superdelegación de aspiraciones a la gubernatura en 2024.

 

En efecto: Mario Alberto Mejía fue el primero en anunciar la salida de Abdala para irse para un puesto de medio pelo en la administración pública federal, porque por más que el propio ahijado de Bartlett lo considere como un “ascenso” en su carrera, en realidad es un despido defenestración.

 

Pero la rumorología palaciega decía que se manejaban dos posibles sustitutos: la alcaldesa fallida Claudia Rivera o el fallido en todo Fernando Manzanilla.

 

Al final, ni fú ni fá, porque no llega ninguno de ellos, lo que se traduce es que desde Palacio Nacional no quisieron agraviar al gobernador Barbosa con la designación de ciertos personajes, y tampoco quisieron impulsarlos desde esa plataforma.

 

Claudia Rivera ya lo sabe: en Palacio Nacional la dejaron a su suerte. No tiene blindaje.

 

 

Y también ya lo sabe Fernando Manzanilla: en Palacio Nacional no lo ven como un perfil para impulsarlo a la alcaldía de Puebla en 2024, mucho menos a la gubernatura.

 

Ambos son parias que navegan a su suerte.

 

¿Pero qué debe entender el gobernador Barbosa con esta designación?

 

Como ya lo señalé, que no quisieron agraviarlo colocando a uno de sus enemigos como superdelegado, y que quizá, es momento de abrir una nueva relación con la Federación al colocar a un perfil técnico, como es Vida Inés Vargas Cuanalo, a quien seguramente no le interesan las polémicas porque carece de aspiraciones.

 

Tampoco tiene conflicto con el gobernador ni arrastra diferencias del pasado.

 

¿A quién responde ella?

 

Todo indica que es un perfil técnico en el que se apoyaba Abdala al interior de la subdelegación, pero no formaba parte de su círculo íntimo de hampones, como César Addi o Iztac Hernández.

 

Aunque es un perfil aceptable para Casa Aguayo, tampoco nadie debe creer que Inés Vargas Cuanalo tendrá mucha capacidad de interlocución al interior del Gobierno federal para resolver problemas urgentes para Puebla, como lo es la dotación de vacunas o los apoyos a la Sierra Norte por los daños ocasionados por el huracán Grace.

 

El presidente AMLO, es evidente, autorizó el nombramiento sin ganas, decepcionado por el papelazo de Abdala, y luego de que tras la caída de Gabriel Hernandez nadie metiera las manos por el ex diputado federal que suma otro fracaso a la larga lista de fracasos políticos que acumula.

 

En los años por venir, cuando se acabe el efímero sueldo de una Unidad de Planeación y Evaluación, a Abdala se le seguirá recordando por lo mismo: por haber matado a una abuelita que quería vivir, pero que al buscar su vacuna falleció por el desorden logístico del superdelegado.

 

Se acabó la feria de Abdalín.

 

Tan-tan.

 

Baja la cortina.

 

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