La escena ocurrió la semana pasada en la oficina de Mario Delgado, dirigente nacional de Morena, quien arbitró la feroz pelea de dos ex aliados: el senador Armenta y el flamante diputado local Carlos Evangelista. Hace unos meses partían un piñón juntos y luego de lo ocurrido no se pueden ni ver.

 

Armenta, acelerado y exacerbado como es su costumbre, vive la sucesión 2024 con frenesí, pese a que nadie ha dado el pistoletazo de arranque. Con ese frenesí quiere subsanar el destino político malogrado que lo ata a Ricardo Monreal en su ruta de enfrentamiento contra Andrés Manuel López Obrador.

 

Con frenesí, Armenta recorre municipios regalando arbolitos para pasar por “ecologista”.

 

Con frenesí, Armenta da conferencias sobre la pandemia de los azúcares para pasar por “nutriólogo”. Lo hace menos desde que El Universal descubrió su plagio.

 

Con frenesí, Armenta se toma fotos con perritos y gatitos para pasar por “animalista”.

 

Y así, en un largo etcétera, pero en ningún papel, convence, pues la gente capta su simulación. Entre más corre frenético, más se aleja de la sucesión, pues sufre la distancia de los centros de poder de la Cuarta Transformación.

 

Con frenesí barbero una y otra vez le dio la bienvenida a Olga Sánchez Cordero para simular que no le pesa lo que todos saben: que la ministra dejó Gobernación para regresar al Senado en una misión cuyo objetivo es acotar a Ricardo Monreal y su grupo una vez que han sido declarados enemigos de AMLO.

 

Grupo en el que milita, precisamente, Alejandro Armenta. Por más que corre, la gubernatura se le aleja, pues el único camino que le queda es traicionar a Ricardo Monreal. Tampoco le costará trabajo, pues así ha transcurrido su carrera política. Vaya que lo sabe Osorio Chong.

 

 

En ese frenesí, Alejandro Armenta pidió a Mario Delgado una reunión para embestir contra Carlos Evangelista, a quien reclamó un supuesto favoritismo hacia ‘Nacho’ Mier en la batalla sucesoria, pese a que el diputado federal no ha manifestado sus aspiraciones y Evangelista trabaja en la reconstrucción territorial del partido.

 

―Eres un traidor, déjame de hacer chingaderas ―espetó el senador PRIcioso en contra de su ex aliado.

 

―Chingaderas las que hicimos para posicionar en candidaturas a la gente que querías porque no tenían méritos ―respondió el diputado local y todavía enlace nacional de la dirigencia de Morena en Puebla.

 

En efecto: durante todo el proceso electoral, en Casa Aguayo identificaron que Alejandro Armenta y Carlos Evangelista era un equipo que operaron juntos para consolidar un poder alterno al del gobernador Barbosa.

 

Terminado el proceso, Evangelista marcó su distancia en entrevista con el #NotiRueda, donde declaró que sería un diputado “barbosista” y que nunca fue su intención desafiarlo ni conformar una bancada enemiga en el Congreso local.

 

Previo a esa declaración, Evangelista se había reunido con el gobernador en Casa Aguayo, dando por terminadas sus diferencias.

 

 

El gobernador, a su vez, se había reunido con Alejandro Armenta, quien puso cara de perro regañado en la gráfica de la rendición.

 

Ahora, Armenta y Evangelista se agarraron del chongo ante los ojos de Mario Delgado.

 

―Sabes que estoy enfrentado con Mier y con su socio Rueda, los aborrezco ―dijo ante el dirigente nacional.

 

¿De qué denuncia habla el senador Armenta?

 

¿Qué contiene la carpeta de las “traiciones” que ayer entregó en público a Mario Delgado en un acto teatral?

 

¿Por qué Armenta corre con tanto frenesí sin llegar a ningún lado?

 

¿Cómo se va a deslindar del frío que le espera a Ricardo Monreal en Morena?

 

Las preguntas se acumulan.