Martes, 16 de Abril del 2024
Lunes, 20 Septiembre 2021 03:31

La misión histórica de Lilia Cedillo como rectora BUAP

La misión histórica de Lilia Cedillo como rectora BUAP Escrito Por :   Arturo Rueda

A partir de esta noche, cuando se haga oficial su triunfo por amplísimo margen, la Dra. Lilia Cedillo tiene una misión histórica: devolverle a la BUAP su posición central en la vida pública de Puebla. No se le pide más, no se le pide menos.


 

Hace un par de años que la BUAP dejó de ser la institución educativa de referencia en Puebla. Su brillo se empañó. No a causa de sus estudiantes, ni de sus docentes ni de sus trabajadores administrativos. La máxima casa de estudios se invisibilizó y dejó de tener presencia pública sana, aunque sí fue rica en escándalos.

 

La institución se manchó porque el mando universitario dejó de ser legítimo. Para defenderse de sus escándalos, ese mando dejó de hablar a nombre de una comunidad que quedó a la deriva sin tener culpa. Miles fueron ‘paganos’ a causa de un grupo pequeño de pecadores.

 

A partir de esta noche, cuando se haga oficial su triunfo por amplísimo margen, la Dra. Lilia Cedillo tiene una misión histórica: devolverle a la BUAP su posición central en la vida pública de Puebla. No se le pide más, no se le pide menos.

 

Para cumplir esa misión histórica, Cedillo necesita un acopio ingente de legitimidad. Una muestra de fortaleza interna que le dé fuerza hacia afuera. No fuerza para jugar vencidas ni para resistir con subterfugios.

 

Su legitimidad es la fuerza que da ser una académica y una persona honesta que busca la rectoría para hacer cosas diferentes a las ocurridas en los tres últimos rectorados.

 

Aunque el voto popular o directo no determina la victoria en la elección de rector de la BUAP, sino el voto ponderado de las unidades académicas, los cálculos conservadores indican que este día la Dra. Lilia Cedillo obtendrá por lo menos 70 mil votos, con lo que se convertirá en la sucesora de Alfonso Esparza Ortiz para el período 2021-2025.

 

Se espera un cambio de fondo en la conducción, no una sustitución de personajes.

 

A lo largo de los últimos 10 días se vivió una campaña electoral tan sui generis como lo será hoy la jornada electoral en la que los votos se emitirán y contabilizarán de forma electrónica.

 

En 2013, en la primera elección de Esparza, hubo una participación del 75 por ciento de la comunidad universitaria y se calcula que el ex tesorero obtuvo alrededor de 50 mil votos.

 

Para su reelección, en 2017, la participación se elevó siete por ciento hasta llegar a 82 por ciento de los integrantes de la comunidad, y Esparza se hizo oficialmente de 58 mil votos y la totalidad de los 214 votos sectoriales para aplastar a Paulino Arellanes y a Ricardo Paredes Solorio.

 

A lo largo de la campaña electoral, los reclamos de Lupita Grajales no conmovieron a nadie en una comunidad que se volcó en las reuniones digitales con Cedillo, mientras que la académica del grupo Vélez Pliego denunció que ni esa oportunidad le dieron. Pero eso no fue culpa de nadie, sino del poco interés que genera su persona o sus propuestas.

 

Nadie quiere un salto a un pasado nostálgico del comunismo

 

Previendo eso, los tres candidatos a la rectoría BUAP comparecieron el viernes pasado ante el Consejo Universitario en el que prevalecieron las mismas posturas: la de Lilia Cedillo, centrada en devolver a la docencia al centro de la máxima casa de estudios, y la de Grajales, quejándose de un proceso inequitativo, pero sin señalar al culpable.

 

Sin embargo, el sospechosismo natural de la votación electrónica no sólo requiere un proceso técnico impecable —es decir, que el sistema “no se caiga”—, sino una alta legitimidad para la primera mujer rectora en la historia.

 

¿Por qué necesita esa legitimidad?

 

Para inaugurar un nueva relación con el gobierno de Puebla, pues es inevitable que Lilia Cedillo entable vínculo con el gobernador Barbosa. Mejor dicho, debe construir la relación que desde el 1 de agosto de 2019 es inexistente entre el gobierno estatal y la BUAP.

 

A los universitarios, más que a la burocracia dorada de la BUAP, es a quienes urge que esa relación se normalice y por fin exista colaboración entre ambos órdenes.

 

Sin ser parte de la comunidad, Barbosa afirmó que el nuevo rector debía ser una persona honesta, y como primer requisito de Lilia Cedillo es su alejamiento de la élite que metió a la BUAP en escándalos de todo tipo.

 

Si hoy por la noche se confirma la victoria de Cedillo, será el momento idóneo para lanzar ese mensaje de colaboración con el gobernador Barbosa y dar por cerrado el capítulo de alejamiento institucional.

 

El voto popular le da a Cedillo esa legitimidad al convertirse en la nueva representante de los intereses universitarios que, como expresó en su campaña, centrará su trabajo en volver a ver a las personas, como en el caso del apoyo que ofreció de gratuidad total para aquellos que perdieron a padres o tutores a causa del COVID.

 

Nada sencilla la misión histórica que asumirá Lilia Cedillo a partir de esta noche.

 

Pero tiene las condiciones, la experiencia y el amor por la BUAP.

 

Por eso hoy ganará con 70 mil votos.

 

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