La bandos están decididos y los generales, listos. En juego no sólo está la dirigencia de Acción Nacional, sino las candidaturas en 2024: a la gubernatura, a la alcaldía de Puebla capital y una senaduría. Por eso la batalla será inclemente.
Aquí no hay posiciones ideológicas, sino intereses duros: lo que se rumoró en campaña es real. Para tener la candidatura a la alcaldía, Rivera se comprometió a entregar el 25 por ciento de las posiciones en el gobierno municipal a la dirigencia estatal. Hubo varios testigos de la firma y el documento lo resguarda Héctor Larios.
Pero no se ve que Lalo le vaya a cumplir a Genoveva. Por eso no le toma las llamadas ni se sienta con ella. Para no cumplir.
Marko Cortés ya se comunicó con el edil electo para recordarle el compromiso. Que si quiere seguir creciendo tiene que cumplir. Pero Lalo tiene su estilo de estirar la cuerda hasta el final.
Ayer, en la reunión con diputados del PAN que se convirtió en gira por todo el Congreso, una diputada le recordó a Lalo que ahora ellos tendrán que defenderlo cuando cometa errores, lo que provocó muecas de desagrado en el edil que ya prepara su toma de protesta estilo Moreno Valle en el Centro Expositor. No ha muerto el estilo faraónico.
Con mula ahorcada por decisión de Marko Cortés, el edil Eduardo Rivera Pérez recuperó para la causa del Yunque a Ana Teresa Aranda, quien con su veteranía a cuestas, o en su papel de reliquia, tiene la obligación de demostrar que no jugará el papel de ‘Juanita’ de Marcos Castro, quien la acompaña como secretario general pero ejercerá de dirigente.
Las figuras principales de ese bando son Ana Teresa, Marcos Castro y Pily Morán, carismática pero absolutamente ignorada en las candidaturas de 2021. Se rumora que también se sumará a ese bloque Blanca Jiménez, aunque ella tiene apalabrada una posición en el gobierno de Edmundo Tlatehui.
¿Por qué Lalo prefiere una reliquia panista, de los tiempos en los que PAN no ganaba elecciones sino sólo plurinominales?
Pues para no arriesgar a la derrota a alguien verdaderamente identificada con su grupo. Si Anatere pierde, pues no se pierde mucho y siempre podrá decir que no le abollaron la corona.
A su lado va Mario Riestra, quien ya se peleó con los Genos, pues cree que mantener la alianza con Lalo le asegura la candidatura a la alcaldía de Puebla capital en 2024, ya que Rivera Pérez dejará vacante Palacio Municipal.
Eso cree Mario ingenuamente, pero Lalo sólo confía en el Yunque: la prueba son Adán Domínguez, Matías Rivero, Pablo Montiel y Marcos Castro. Son los únicos dignos de su confianza total. Sus únicos generales reales.
Del otro lado hay inspiración morenovallista. Genoveva recuperó la imagen del ex gobernador fallecido en el helicopterazo en su discurso del Aniversario 82 del albiazul. Sonó a herejía en un sexenio en el que pronunciar ese apellido es maldición.
Antes se tomó la foto con Jorge Aguilar Chedraui, de quien se rumora será su compañero de fórmula, o quien él decida.
Van con ella muchos alcaldes del interior del estado, que ayer reforzaron su molestia con Lalo Rivera, quien exigió un espacio privilegiado para no salir en la foto con todos sus compañeros.
Esto es la guerra albiazul y ya no hay marcha atrás.
