Los barones de la ultraderecha en Puebla andan envalentonados. Ya se ven gobernando Puebla en el 2024 con Eduardo Rivera Pérez ahora que el Yunque ha renacido de sus cenizas.
Tan envalentonados andan esos barones que ayer le armaron una emboscada al gobernador Barbosa para mostrarle toda la grosería y desprecio de la que son capaces. Y eso que lo habían invitado, supuestamente, para mostrarle cordialidad y dirimir pleitos del pasado.
Se comprometieron a sumarse a las estrategias de reactivación económica, pero sólo lo querían ahí para demostrarle lo que piensan de él y envanecerse ante su comunidad, pero se encontraron un muro. El muro de un gobernador que planta cara a las ofensas.
Patanería absoluta fue todo el evento, aunque la prensa sólo recoge el abrupto final en el que algunos anónimos, alentados por Marco Antonio Prósperi de la Canaco, se envalentonaron para reclamarle a gritos el tema de la UDLAP.
Ese fue el final, pero los asistentes vieron tres agravios previos, según me cuentan.
Primero, el discurso del presidente saliente, el morenovallista Fernando Treviño, estuvo lleno de indirectas al gobernador, entre ellas el reclamo de “amenazas veladas” y llamadas telefónicas para reclamarle, supuestamente, sus valientes posturas.
Luego vino lo peor.
El maestro de ceremonia, Héctor Rodrigo ―otro comunicador identificado con la ultraderecha y el Yunque― dio paso a la conformación de un Consejo de ex presidentes de la Coparmex para tomarles protesta.
Viejos barones de la ultraderecha subieron a la tarima dándole la espalda al gobernador Barbosa, que permaneció sentado. Así, con toda la grosería del mundo.
Jorge Ocejo, Toño Sánchez Díaz de Rivera, Jesús Migoya, Luis García Teruel, Heberto Rodríguez, Rogelio Sierra Michelena, Carlos Solana. Los héroes de la película del Yunque, papá. Parecía asamblea de los cruzados de Cristo.
Para cerrar, el hijo de ‘El Caimán’ y el coordinador de regidores de ‘Lalo’, Carlos Montel Solana, tomaron protesta y siguieron en la grosería, pues Héctor Rodrigo dio paso a más sorpresas: la entrega de una escultura al presidente nacional de Coparmex y otro reconocimiento a Treviño, el saliente.
¿Llamaron al gobernador para la entrega de esos reconocimientos? Cero. Siguieron dándole la espalda.
Durante largos dieciséis minutos, los ensoberbecidos barones del Yunque mostraron su falta de educación.
Luego un tal Rubén Furlong asumió la nueva presidencia y en su discurso tiró más indirectas al gobierno.
Posteriormente, Barbosa tomó derecho de su voz y de su dignidad, pues ningún gobernador puede soportar tanta descortesía. Solamente les recordó que en la pandemia no aportaron ni un cubreboca para ayudar a los poblanos.
Prósperi había ido azuzando mesa por mesa para reclamar el tema de la UDLAP y se destaparon algunos gritos que fueron atajados por el gobernador.
“A mí no me van a impresionar”- dijo para la Historia, y procedió a explicar que el gobierno no tenía que ver en ese tema.
El maquinador, Fernando Treviño, quiso tapar su culpabilidad pidiendo “respeto”, pese a que fue el primero en faltar a la cortesía y la decencia.
Barbosa acabó de hablar y no se quedó a comer. Abandonó la hacienda de San José Actipan con todos sus secretarios.
Los Treviño, Furlong, Díaz de Rivera, Ocejo y compañía festejaron en una larga tarde con alcohol y buena comida. Una asamblea de barones del Yunque.
Sí, andan envalentonados.
Ya se ven gobernando Puebla en 2024.
¿Quién le recomendó al gobernador Barbosa ir con ellos y levantarles el veto?