Sin importar la facción, todos los esfuerzos de Morena y el gobierno federal están concentrados de aquí al 10 de abril, cuando se realizará la consulta para revocación del mandato presidencial de AMLO en un número de casillas todavía indeterminado por culpa de los berrinches de Lorenzo Córdova.

Pero la instrucción del alto mando es clara: de aquí al 10 de abril, sin divisiones ni facciones, todos a movilizar para la consulta con el objetivo de que sean millones de mexicanos los que voten por ratificar a Andrés Manuel López Obrador.

Esa es la razón de que se suspendió el proceso de afiliación y reafiliación en Morena, así como la disputa por las dirigencias estatales y el Consejo Nacional. Pero más tarde que temprano la batalla se va a reiniciar porque es parte del proceso para elegir candidato presidencial para 2024.

En ese contexto, es importante analizar lo que se hizo en Puebla en el proceso de recolección de firmas. Con la suma de todos los grupos, se enviaron a la A.C. Que Siga la Democracia alrededor de 520 mil firmas poblanas para ser validadas por el INE.

Se trata de una cantidad relativamente modesta, tomando en cuenta que en julio de 2018 votaron un millón 700 mil poblanos por Andrés Manuel. Es decir, menos de un tercio de los poblanos votantes de AMLO se interesaron por participar.

De esas 520 mil firmas, César Addi resultó la nueva revelación al interior de Morena, pues consiguió el paquete más grande, seguido del grupo barbosista de Eric Cotoñeto y Melitón Lozano.

No hubo gran diferencia entre ambos: Addi sumó 160 mil firmas y el dúo Cotoñeto-Meliton unas 150 mil, lo que suma 310 mil firmas entre ambos grupos que se presentan como los dominantes en Puebla.

El resto, 210 mil, las aportaron diferentes grupos. Hasta Fernando Manzanilla se dedicó a recolectar, y entre esa ‘pedacería’, se suman las de Claudia Rivera Vivanco y David Méndez, así como los diputados locales como Evangelista.

Ausente del proceso de recolección de firmas estuvo Alejandro Armenta, pues al senador le interesa hacerse promoción personal antes que ayudar a López Obrador, pues su separación de Morena es inminente.

Así que si la recolección de firmas para la revocación de mandato es un termómetro de lo que ocurrirá después del 11 de abril, cuando reiniciará la batalla la dirigencia estatal y la renovación de su consejo, la batalla tendría que darse entre la revelación de César Addi contra el barbosismo a través de Eric Cotoñeto.

Addi es un operador electoral nato de Morena , siempre a la sombra de Rodrigo Abdala pero que no formaban un grupo político, sino que las circunstancias los unieron, y las circunstancias también los separaron.

Addi ya navega en solitario con el respaldo de operadores nacionales de Morena, mientras que Rodrigo Abdala se concentra en su chamba de burócrata en la Sedatu sin que en Puebla ya nadie sufra su ineficiencia. Casi al mismo tiempo abandonaron la delegación del Bienestar: Abdala fue exiliado y Addi junto con su equipo a operar campañas de Morena.

¿Buscará César Addi la dirigencia estatal? Aún no se sabe, pero sin duda es mejor opción que el gris e inútil Aristóteles Belmont.

Si acepta el reto, deberá enfrentar a Eric Cotoñeto que cuando pierde, arrebata.

En el 2019 reventó las asambleas que iba a perder, y se quedó a mitad de camino pues ya había conseguido 80 consejeros estatales.

¿Cuán salvaje será la disputa de la dirigencia estatal ahora que podrían acudir miles de afiliados?

Eso lo sabremos hasta después del 11 de abril, cuando iniciará la democracia salvaje de Morena buscando reemplazar liderazgos con miras al 2024. Serán cavernícolas en guerra.