La calle es un negocio jugoso. Lo es para ambulantes. Lo es para las prostitutas. Y claro, también lo es para los franeleros que administran el estacionamiento para las decenas o centenas de vehículos que, en su gran mayoría, pertenecen a quienes trabajan en el Centro Histórico. Muchos de ellos burócratas estatales o municipales.
Como #LaloQuiereLana, quiere quitarle ese dinero a los franeleros para que su Ayuntamiento se quede con una parte y la otra sea para la empresa concesionaria de parquímetros, que licitará mañosamente para beneficiar a una empresa ligada al Yunque, la que se quede con el negocio de la calle.
O sea, que la calle deje dinero a los empresarios —y al gobierno municipal— y que los franeleros se mueran de hambre. Bendito neoliberalismo del PRIAN.
No hay que escarbar mucho para saber cuál es la empresa elegida de antemano para quedarse con la concesión de los parquímetros: Parkimóvil cuya figura pública es Carlos Anaya, pero que entre sus socios se encuentran prominentes miembros del Yunque, entre ellos Heberto Rodríguez Regordosa, también vicepresidente del Consejo Coordinador Empresarial.
Cargo Móvil S.A. de C.V., razón social de Parkimóvil, es una empresa netamente poblana que ofrece un servicio eficiente. Eso no se puede negar, tanto que los ‘ricachones’ de La Vista lo usan como su sistema de acceso al residencial. Pero ese no es el problema.
El problema es que la concesión ya está asignada de antemano por Eduardo Rivera, quien deslindó a su súper pagado Gerente Municipal el procedimiento administrativo para tratar de mancharse las manos lo menos posible. Concurso por invitación será la figura.
No será así. Claro que los parquímetros serán un gran escándalo de una gran reacción social. ¿Por qué? Porque será un golpe al bolsillo de cientos de poblanos que estacionan sus vehículos todo el día en las calles del Centro por una moneda de 10 pesos a los franeleros, mientras que ahora deberán pagar 10 pesos… pero la hora.
En efecto: un trabajador que llega temprano deja su vehículo ahí alrededor de seis, ocho, quizá hasta diez horas por un módico precio: 10 pesitos.
Ahora deberá pagar 10 pesos la hora, lo que se traduce en 60, 80, 100 pesos al día.
Por semana, son 500 pesos.
Al mes, 2 mil pesos.
No les va a quedar de otra que irse a un estacionamiento donde deberán pagar 18 pesos la hora o una pensión que ronda los 600 u 800 pesos al mes.
El problema es que los estacionamientos del Centro Histórico se encuentran saturados y tienen un número fijo de pensiones.
No hay salida: o pagan los 100 pesos diarios del parquímetro, o la pensión en el estacionamiento, o el Uber de ida y regreso a casa.
Por donde se vea, el golpe al bolsillo es inminente y doloroso.
Todo para que el Yunque haga negocio con la calle.
Y que no lo hagan los franeleros.
#LaloQuiereLana.
Tercera caída.