Solamente los miserables entre los miserables, así como los fanáticos AMLOfóbicos, podrán seguir sosteniendo el agraviante bulo de la #CasaGris, enésimo montaje de #LordMontajes Carlos Loret de Mola que fracasa.

 

Con falta de reflejos, y muy tardíamente, pero Palacio Nacional ganó la guerra de desinformación… con información. Tal como lo dictan los manuales.

 

Los vacíos informativos de Loret de Mola sobre el estilo de vida de José Ramón López Obrador en Houston fueron llenados con la fobia de la derecha empresarial asociada al PRIAN.

 

Tal como lo analizó Viridiana Ríos, el miedo común de esos 65 mil que acudieron al mitin virtual #TodosSomosLoret en un Space de Twitter era que también a ellos les abriera sus cuentas y ganancias rompiendo el secreto fiscal.

 

La histeria se apoderó de esa elite privilegiada que defiende sus intereses, quienes se agruparon alrededor del periodista de Latinus para evitar una embestida semejante. Por eso se volvieron locos y vieron un Apocalipsis de la democracia mexicana. Para ellos fue el fin del mundo.

 

Pero el mundo no se acabó y la información comenzó a fluir en ambos sentidos.

 

El objetivo era demostrar que la casa de Houston no era opacidad, ni un favor, ni corrupción. El vocero Ramírez Cuevas salió de su letargo para armar una narrativa correcta y coherente, soportada por documentos, testimonios y una auditoría.

 

Primero justificar los ingresos de José Ramón, luego la legalidad de la transacción y, finalmente, una auditoría interna de la petrolera Baker Hughes para demostrar que el arrendamiento no fue un moche.

 

Hubo el reconocimiento del hijo de AMLO de que trabaja para un despacho vinculado al dueño de Vidanta, creador de resorts de lujo.

 

Luego, La Jornada publicó el domingo el contrato de arrendamiento de la casa firmado por Carolyn Adams y el tal empleado de la petrolera Baker Hughes, Keith Schilling, a precios de mercado y a través de un agente inmobiliario de Texas. Además los recibos del primer pago. Todo documentado.

 

Ayer, el director para Latinoamérica de Baker Hughes anunció los resultados de la auditoria interna independiente a cargo de R. McConnell Group. Sus conclusiones fueron que el ejecutivo ya había abandonado la empresa cuando se firmó el arrendamiento en 2019, que todo se hizo conforme a los procesos inmobiliarios de Texas, y que el tal Keith Schilling nunca tuvo que ver con proyectos en México, pues él se dedicaba a asuntos en Canadá.

 

Asunto cerrado, y a otra cosa mariposa, tuiteó Hernán Gómez.

 

Tiene razón. El cúmulo de información para desmontar la guerra de desinformación de Loret es sólido.

 

A la periodista Peniley Ramírez, experta en documentar este tipo de asuntos, sólo le queda una duda: porqué el inmueble no fue reportado como rentado en el sistema de agentes inmobiliarios de Houston.

 

¿Era una obligación a cargo de José Ramón López y su esposa? No. Si hay alguna irregularidad ahí, es culpa del agente inmobiliario.

 

El expediente está cerrado, José Ramón exonerado, y por tanto, López Obrador mantiene su autoridad moral: no llegó al poder para enriquecerse, ni para enriquecer a los suyos.

 

Una vez más lo calumniaron, y la calumnia cuando no mancha, tizna.

 

Los voceros de los intereses económicos del PRIAN seguirán en la misma cantaleta histérica, pero su héroe moral, Loret de Mola, se derrumbó con estrépito como en otras ocasiones.

 

Otras batallas vendrán, pero al final venció AMLO pese a la pésima reacción de su equipo de comunicación. ¿Por qué tardaron tanto en reaccionar y alargaron el desangramiento?

 

Ahora, Loret será apaleado. Ya veremos cómo resulta la investigación sobre los intereses oscuros que financian a Latinus.

 

Porque el que se ríe, se lleva.

 

Es una ley de vida.