Debanhi Escobar es un gran escándalo, pero Sandra Pérez Portillo de Amozoc no. El caso de la chica regia nos impactó a todos y su muerte está lejos de aclararse, pero la chica poblana secuestrada en la junta auxiliar de San Salvador Chachapa no conmueve ni a las feministas ni a las autoridades ni a los medios de comunicación, pese a que el ‘levantón’ quedó grabado en cámaras de seguridad.
Los hechos ocurridos la noche del miércoles 27 de abril son terroríficos, pero no aislados, pues en varios reportes en redes sociales se da cuenta de una ola de intentos de ‘levantones’ o secuestros de mujeres, sin que nadie hasta ahora aborde el problema ni las causas.
Esa noche del 27 de abril en San Salvador Chachapa, alrededor de las 23:15 horas, las cámaras muestran que Sandra Hernández de 32 años caminaba tranquilamente por la privada 2 Norte de la colonia Signoret. Regresaba de su trabajo en la empresa Schnellecke, proveedora de Audi, y traía su uniforme de trabajo cuando fue sorprendida por un grupo de hombres que viajaban a bordo de un Peugeot azul, del cual descendieron para subirla a la fuerza y escapar.
El secuestro fue captado por una de las cámaras de videovigilancia que se encontraba en la zona, la cual muestra cómo la joven camina tranquilamente y atrás de ella un hombre que posteriormente la amaga al llegar a la esquina.
Finalmente, la grabación muestra cómo un vehículo les da alcance y de él descienden más sujetos quienes forcejean con Sandra y terminan por subirla al carro.
La familia de Sandra hizo el reporte al 911 a eso de la 01:15 horas ya del jueves, y unos policías municipales de Amozoc se apersonaron en el domicilio para recabar la entrevista de rigor. Y pasó lo que siempre pasa cuando se trata de una mujer: se desvanece y no pasa nada. En el sistema de justicia entra a la categoría de desaparecida —lo que equivale a un limbo cómodo para esas autoridades— y también en los medios de comunicación que así se refieren a Sandra: desaparecida.
Pero no. Ella no desapareció. No se esfumó. No se desvaneció. La secuestraron. ¿Con qué fines? Todo indica que cobrar un rescate.
El papá de Sandra y sus amigos cerraron el domingo la carretera federal a Tehuacán a la altura de la junta auxiliar de Chachapa, exigieron la actuación de las autoridades y sólo hasta ese momento fueron contactados por el edil de Amozoc, Mario de la Rosa, quien se comunicó para que firmaran un convenio para liberar la carretera, no para ayudar en la búsqueda. Su único interés es que no se haga ruido, que no se moleste, que no se convierta en un papá de Debanhi que incordie a las autoridades omisas y negligentes.
El caso de Debanhi mueve a las feministas para defender su derecho a salir, a divertirse, a no ser violentadas por ir a una fiesta o tomar sustancias. Pero el de Sandra no les interesa. ¿Qué les va a interesar una chica de una junta auxiliar de Puebla, que vuelve de trabajar y es secuestrada?
Decía que los hechos son terroríficos pero no aislados.
Desde hace unas semanas, en redes sociales se mueve una alerta de que en ciertas zonas de Puebla capital se está dando esta ola de ‘levantones’. La titular de Seguridad Pública de ‘Lalo’ Rivera, Consuelo Cruz, dijo que eran fake news, noticias falsas de las redes sociales para dar la sensación de alarma. Hasta hizo una campañita de postales.
Pero el mismo domingo se confirmó que es cierto. Ocurrió en la zona de Amalucan, cuando en Galaxia Bosques un tipo trató de llevarse por la fuerza a una jovencita y subirla a un vehículo blanco, pero ella gritó, sus vecinos salieron y lo impidieron. Detuvieron al tipo y lo entregaron a policías municipales de la SSC sin que se sepa hasta el momento qué fue de él, cuáles eran sus razones para tratar de llevársela, y sobretodo averiguar si se trata de una mafia del crimen organizado.
Hay reportes semejantes en San Andrés, en la zona de la Anáhuac y la escuela Blandina Torres de Marín. También en Acatzingo, en Tehuacán, y la semana pasada una joven de origen nicaragüense publicó un TikTok para contar cómo trataron de ‘levantarla’ con un gas tóxico en la capital.
¿Qué chingados está pasando?
Las diputadas del Congreso local que promovieron un minuto de silencio por Debanhi Escobar no han opinado ni se han enterado de nada. Son candil de la calle y oscuridad de la casa. Mucho drama por lo de afuera, mucha indiferencia por las mujeres de Puebla.
De última hora, se ha confirmado que el caso de Sandra Pérez Portillo fue un secuestro, pues los criminales pidieron dinero por la vida de la joven de 32 años. Hay una razón primera de silencio, pero cinco días después ese silencio se vuelve complicidad con los criminales.
¿A quién le interesa la vida, la libertad, de Sandra Pérez Portillo?
¿Cuándo se acabará la hipocresía en la preocupación por las mujeres?
La alerta está encendida.