Jueves, 25 de Abril del 2024
Miércoles, 04 Mayo 2022 03:44

Dos hermanos tras la escultura perdida

Dos hermanos tras la escultura perdida Escrito Por :   Arturo Rueda

¿En esas largas 24 horas, desde que se conoció la foto en redes sociales, Julio Huerta no le informó al gobernador que la escultura existía, que su hermano alcalde la había mandado a esculpir, y que se había colocado en el municipio como un homenaje avalado por el Cabildo? ¿No Julio Huerta presume de operar el estado con mano de hierro y de controlar a todos los alcaldes? ¿Nunca se enteró de lo que hizo su hermano, así como de su disparatada idea?


 

La política pueblerina ataca de nuevo cuando uno menos se lo espera. Sí, esa que protagonizan políticos chiquititos dignos de la fábula del San Garabato. Los Calzonzin Inspector caminan entre nosotros, no se han ido. ¿Acaso no hay algo más pueblerino que mandar a esculpir una estatua del gobernador para adularlo, hacerle la barba?

 

En muchas ocasiones, Luis Miguel Barbosa ha criticado esa manera chiquita, barata, pueblerina de hacer política. Hace unas semanas lo repitió, como lo ha hecho desde su primera campaña electoral en 2018: soy enemigo de la fastuosidad, de la fantochería del poder. Sus dichos han sido congruentes con sus actos a lo largo de su periodo.

 

Por ello no imagino lo doloroso que debió haber sido enterarse de que fue inmiscuido en una trama ridícula, planeada y materializada por dos personas cercanas: el alcalde de Zinacatepec Mario Huerta y su hermano Julio Huerta, subsecretario de Gobernación y primer informante político del gobernador.

 

Una comedia de absurdos que duró 24 horas y demostró que el gobernador Barbosa no recibe información adecuada de su inteligencia política depositada en Julio Huerta, subsecretario de Gobernación y candidato fallido en 2018 por el distrito de Ajalpan.

 

La fotografía de la escultura del gobernador Barbosa comenzó a circular en redes sociales la tarde-noche del lunes, afirmando que se encontraba en Casa Aguayo. Y fue hasta el martes por la tarde que el propio gobernador descubrió que la mentada estatua sí existía, que se encontraba en el Ayuntamiento de Zinacatepec, y que el autor del ‘ridiculazo’ era el edil del municipio, Mario Huerta, con quien tiene cierto parentesco.

 

¿En esas largas 24 horas, desde que se conoció la foto en redes sociales, Julio Huerta no le informó al gobernador que la escultura existía, que su hermano alcalde la había mandado a esculpir y que se había colocado en el municipio como un homenaje avalado por el Cabildo?

 

¿No Julio Huerta presume de operar el estado con mano de hierro y de controlar a todos los alcaldes?

 

¿Nunca se enteró de lo que hizo su hermano, así como de su disparatada idea?

 

¿El subsecretario de Gobernación no controla ni a su hermano, ni tiene idea de lo que ocurre en los municipios de su principal zona de influencia?

 

Es triste que los principales colaboradores del gobernador sean quienes lo coloquen en una posición de vulnerabilidad. Si Julio Huerta hubiera cumplido su trabajo, Barbosa no tendría que haber grabado un video mostrando como en Casa Aguayo no había tal escultura en toma panorámica, ni haber afirmado que era una invención de los consumidores de ayahuasca.

 

Tampoco habría necesidad de que Comunicación Social lanzara un contundente desmentido que luego resultó falaz por falta de información precisa. “Con relación a la información difundida en diversos medios de comunicación sobre la supuesta develación de una estatua del gobernador en Casa Aguayo (sede del Ejecutivo), señalamos que esto es totalmente FALSO.

 

El titular del Ejecutivo se ha caracterizado por llevar un gobierno austero, sin lujos ni ostentaciones a diferencia de anteriores administraciones estatales, que derrochaban en frivolidades el dinero de las y los poblanos. Atrás quedó el culto a la vanidad de los mandatarios”.

 

Este episodio disparatado demuestra que hay funcionarios que no están a la altura del gobernador, porque ni lo oyen ni lo escuchan ni aprenden de su congruencia. Si Barbosa ha sido consistente en algo es en ese rechazo frontal a la frivolidad, la fantochería.

 

Y queda claro que todavía hay personajes interesados en cultivar la vanidad de los mandatarios, hacerles la barba de la manera más burda.

 

Sí, la política pueblerina del México de los años 70.

 

Qué pena de desinformante es Julio Huerta. Su trabajo no corresponde a la confianza que le tiene.

 

Y qué pena de barbero el edil de Zinacatepec, Mario Huerta.

 

Los hermanitos que se llevan el “burrito de oro 2024”.

 

Ahora sí que aplica el clásico: ¡no me ayudes hermano!

 

 

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