Domingo, 13 de Octubre del 2024
Viernes, 06 Mayo 2022 03:52

La nota fue el discurso de Barbosa, no el Gran Polizón.

La nota fue el discurso de Barbosa, no el Gran Polizón. Escrito Por :   Arturo Rueda

Sin ser parte del gabinete federal, sin representar a las cámaras, con las antipatías locales encima, cómo es que Mier Velazco llegó a los lugares de privilegio, volvieron a cuestionarse poeta fallido y analfabeta político. -Claro- chocaron copas, uno de vino y el otro de coca-cola- Mier es un Gran Polizón. Su habilidad no es de político, sino de colarse.


 

Después de una larga sobremesa llena de vino y Coca-Cola —sus grandes aficiones—, Mario Alberto Mejía y Jorge Estefan Chidiac llegaron a una conclusión unívoca: como es imposible que el presidente López Obrador trajera a Ignacio Mier Velazco como invitado especial a su visita a Puebla, la única posibilidad es que el diputado federal se coló.

 

Mier, pues, no es un Gran Político sino un Gran Polizón con la capacidad lo mismo de colarse a la camioneta en la que viajaban el secretario de Gobernación, Adán Augusto, la titular de Seguridad Pública, Rosa Icela Rodríguez, y el general Luis Cresencio Sandoval, titular de la Defensa Nacional, que a la tribuna de la jura de conscriptos y la primera fila del presidium del desfile.

 

Tres ingresos clandestinos en un mismo día sin que nadie lo notara. ¡Qué suerte la de ‘Nacho’ Mier!

 

Al dúo dinámico de Hipócrita Lector le pasó por alto el extraordinario discurso de Luis Miguel Barbosa, pese a que la memoria no permite recordar la última vez que un gobernador poblano hizo uso de la palabra en el juramento de los conscriptos.

 

Un discurso lleno de ideología, referencias políticas y adhesión de lealtad al Comandante Supremo López Obrador. Opúsculo histórico que no generó interés a su prensa.

 

A ese dúo tampoco le interesó analizar la profundidad histórica de la pieza oratoria del presidente AMLO que remató con una referencia pueblerina tan contundente por su estilo popular: las mulas llegamos más lejos que los caballos.

 

El analfabeta político y el poeta fallido sólo tienen una obsesión: Mier, Mier, Mier, Mier, Mier, y qué tanta importancia ocupa en la geometría política de Puebla, porque la que tiene en la política nacional es indiscutible hasta para ellos.

 

Ambos se equivocan en estas sobremesas llenas de vino y Coca-Cola porque la parada cívico-militar de 2022 sólo tuvo dos protagonistas: Andrés Manuel López Obrador y el gobernador Barbosa. Todo lo demás es anécdota. Y es de pueblerinos darle importancia al acomodo de las sillas. ¿no?

 

Tan anécdota como que Alejandro Armenta llegó a la tribuna principal del desfile casi con jorongo a las 07:00 horas para poder apartar el mejor lugar posible de la segunda fila del presidium. Esa fue la única nota que dio, pues de ahí en adelante nadie se acordó de él, ni para bien ni para mal. Tan intrascendente como sus aspiraciones. Si estaba o no, nadie lo notó.

 

Después de una Mañanera extremadamente afable en la XXV Zona Militar, la comitiva presidencial se trasladó al mausoleo a Zaragoza donde se llevó a cabo la jura de los conscriptos del servicio militar. Entonces empezó la habladuría, pues el Gran Polizón Mier descendió de la misma camioneta en la que viajaba Adán Augusto.

 

Aunque no es parte del gabinete, tampoco presidente de la Mesa Directiva, Mier Velazco ocupó uno de los asientos principales en la tribuna de la jura de los conscriptos y el sonido mencionó su nombre. Para la clase política poblana el mensaje quedó claro.

 

Sentado en la tribuna del fuerte de Loreto, el poeta fallido pasaba su crónica al Gran Líder Pluma Tricolor que se coordina a sí mismo y otros cuatro: no, no, no, no puede ser, gritaban al alimón.

 

Luego, como una ironía de la política en ese juego de las sillas que se produce en el acomodo de la primera fila del presidium, Mier Velazco fue ubicado junto a su potencial rival, el edil Eduardo Rivera Pérez. Los últimos de la fila, sí, pero de la primera fila.

 

Que Mier y ‘Lalo’ se sentaran juntos lo único que disparó otra vez fue la habladuria de la clase política que no encuentra otro entretenimiento que el futurismo como una forma de escapar a una realidad ingobernable.

 

Sin ser parte del gabinete federal, sin representar a las cámaras, con las antipatías locales encima, cómo es que Mier Velazco llegó a los lugares de privilegio, volvieron a cuestionarse poeta fallido y analfabeta político.

 

—Claro —chocaron copas, uno de vino y el otro de Coca-Cola— Mier es un Gran Polizón. Su habilidad no es de político, sino de colarse.

 

La paz volvió a sus almas.

 

¡Qué tranquilidad!

 

Pero, ¿y si se equivocan?

 

¡Uy que mello!

 

 

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