La batalla por la Reforma Eléctrica nos permitió recordar a millones de mexicanos lo que es el PRIAN. La defensa de los intereses privados sobre los intereses públicos. La defensa de las empresas extranjeras antes que los bienes nacionales. El desinterés por los ingresos de las familias. La colusión con intereses oscuros y a veces con la delincuencia. Ya se nos había olvidado, pero ya nos acordamos.

 

No hay que irnos muy lejos porque esa realidad prianista camina entre nosotros. Antier, el edil panista de Acatlán fue detenido tres semanas después de que su director de policía fue ejecutado en una emboscada junto a su esposa. Luego fueron detenidos 24 policías que no cumplían los requisitos para serlo. La versión insistente es una vinculación directa con el crimen organizado. El edil panista nunca lo negó ni reclamó la ejecución. Tuvo un silencio cómplice.  

 

¿Sabía el edil Arturo Cajica que su comandante de policía trabajaba para los malandros?

 

¿Él mismo estaba en acuerdo con Los Rojos, el crimen organizado dominante en esa zona de la mixteca?

 

No nos sorprende porque eso es el PRIAN. Por eso se enjuicia en la Corte de Nueva York a Genaro García Luna, el súper policía de Felipe Calderón, que en el día era un poderoso secretario de Seguridad Pública y en la noche trabajaba para el Cártel de Sinaloa.

 

¿A alguien le sorprende que el edil de Acatlán estuviera al servicio de los malandros y en realidad fuera un ‘narcoedil’? ¿Qué esas vinculaciones puedan alcanzar a ‘Lalo’ Rivera y a Jorge Estefan Chidiac?

 

Pues claro que no: eso es el PRIAN. Política unida al crimen organizado.

 

Que el PRIANRD siga por los suelos y no crezca ni un puntito rumbo a los comicios presidenciales de 2024 se debe a su incapacidad para ofrecer algo nuevo a México: tienen los mismos políticos, tienen las mismas prácticas.

 

Por mucho que nos prometan, su proclividad a la corrupción, a otorgar privilegios a los empresarios y sus vínculos con el crimen organizado son sus constantes.

 

Véase el caso de Puebla capital y el fracaso en el reciclaje de Eduardo Rivera Pérez, quien ganó la alcaldía en 2021 no por ser la mejor opción frente al desastre de Claudia Rivera, sino por ser la única opción de cambio que había.

 

Su promesa de corregir el rumbo, un semestre después de tomar el gobierno municipal, fue más de lo mismo: usar el Ayuntamiento de Puebla como caja registradora y fuente de negocios para sus amigos del Yunque. Usar la nómina para darle ‘aviadurías’ a operadores panistas, priistas y de la Organización.

 

Nada ha cambiado.

 

Desde mediados de febrero advertí en este espacio que la privatización de la vía pública como medida recaudatoria ya tenía como ganadores de antemano a la empresa Parkimóvil, vinculada orgánicamente a la organización del Yunque a través de Herberto Rodríguez Regordosa, quien a veces funge como dueño, a veces como socio y a veces como representante legal.

 

Tres meses después y con una licitación a modo, ¿quién ganó el sistema de recaudación? Pues Cargo Movil, razón social de Parkimóvil. No hubo la mínima intención de modificar a los beneficiarios patronos del Yunque, ni siquiera fingir un proceso de licitación transparente.

 

Así, el Yunque tiene el negocio que ambicionó desde hace más de dos décadas: utilizar la calle, la vía pública, para engordar sus bolsillos. No pudieron en el primer trienio de ‘Lalo’, pues Moreno Valle lo impidió por ser una medida impopular que afectaría electoralmente al PAN. Tampoco pudieron en 2018 porque ‘Lalo’ perdió.

 

En la tercera oportunidad de Eduardo Rivera, contra viento y marea, han materializado su negocio por el que se supone cobrarán 14.3 por ciento de la recaudación, lo cual no parece demasiado oneroso, pero ya se sabe que el verdadero jugo lo van a sacar de las multas por incumplimiento que van de los 2 mil a los 6 mil pesos.

 

¿Cuánto dinero se va a meter el Yunque? Millones y millones de pesos, mientras los poblanos que habitan, trabajan y comercian en el Centro Histórico lo sufrirán en sus bolsillos. Ganancias privadas, perjuicios públicos.

 

Nexos con el crimen organizado.

 

El gobierno como caja de recaudación.

 

El gobierno como instrumento para beneficiar intereses privados.

 

Ese es el PRIAN y sólo ofrece más de lo mismo: Lalos y Estefans.

 

No han cambiado.

 

Por eso, las encuestas los ponen en la lona rumbo al 2024.