El reloj de la contienda interna de Morena avanza implacable, tic-tac- tic-tac, y tal como lo adelantamos oportunamente, en la mesa política en la que reúnen las expresiones locales ya se les notificó que no habrá capacidad logística para levantar encuestas en los 217 ayuntamientos de la entidad y los 26 distritos electorales.

 

La única excepción a esa imposibilidad logística es que en Puebla capital y los 15 distritos federales la Comisión Nacional de Encuestas a cargo de Pedro Miguel sí levantará los instrumentos demoscópicos para determinar a los candidatos.

 

¿Qué significa eso?

 

Que llegó la hora de la verdad, y que la maltrecha dirigencia de Edgar Garmendia no va a tener cómo validar sus resultados en los casos en que haya impugnaciones ante la justicia electoral federal.

 

Quieren resolver todo en la mesa política, pero se ve difícil pues la ambición está desatada.

 

Las últimas encuestas, tanto a nivel nacional como local, coinciden en que el repunte de Andrés Manuel López Obrador se tradujo en que la intención de voto a Morena creciera cuatro puntos, mientras que la alianza PRIANRD se cayó esa misma cantidad.

 

Como prácticamente es un juego de suma cero, la brecha entre Morena y el PRIANRD se hizo más grande. Con esa ventaja, es posible que Morena sostenga su mayoría en San Lázaro e incluso retenga el Congreso local.

 

Esa fortaleza de Morena, que se va a incrementar cuando se amplíe el proceso de vacunación a las zonas urbanas -calculan algunos encuestadores- hace que las ambiciones de los aspirantes sean más fuertes y descontroladas.

 

Si ya se ha acordado que no se levantarán encuestas excepto en Puebla capital, ¿cómo harán para contener las impugnaciones que llegarán por cientos ante el descontento de los resultados? Pues van a tener que mentir a la justicia electoral.

 

Llegó la hora de la verdad porque el domingo se tendrán que revelar los nombres de las cuartetas de las encuestas que no se van a levantar. Todo será una simulación, pero los enojos y las impugnaciones no las van a controlar.

 

Lo único positivo de la mesa en la que se sientan Armenta, Biestro, Claudia, Cotoñeto, Evangelista, los representantes de Abdala, así como los del PT, es que se han puesto de acuerdo en que habrá posiciones para todos los grupos, y que cada uno defenderá sus propuestas.

 

Ya veremos si en la realidad se cumple, o como advirtió Evangelista, no dejarán pasar a nadie identificado con Barbosa. Pero no se sabe, porque en la política casi siempre se ponen de acuerdo.

 

Por supuesto, en el Comité Nacional saben de las dificultades que hay en Puebla, pero de momento se siguen negando al hecho de que Barbosa es el comandante en jefe, aunque las posiciones se han ido acercando poco a poco.

 

El domingo, pues, inicia la función.

 

 

Y de ahí, se viene una semana de guerra total en la definición de Puebla capital.