Un pasillo a un costado de un local de ropa es la entrada a un inmueble que fue improvisado como hotel, carente de licencias de funcionamiento, medidas de sanidad y seguridad, pero útil para que las sexoservidoras puedan brindar sus servicios ante la complacencia de la administración del alcalde Eduardo Rivera Pérez.
Las intenciones del edil capitalino para “limpiar” las calles del primer cuadro de la ciudad han provocado que se comience a habilitar viejas casonas como hoteles para que puedan seguir trabajando las sexoservidoras, esto sin importar que no existan las medidas y permisos para que operen como un hotel formal, evitando a su vez el pago de impuestos y de derechos.
Uno de estos casos es el del Hotel Break, cuya entrada se encuentra escondida entre los comercios de la zona, ya que no hay ningún anuncio en la calle del mismo, siendo su única publicidad la entrega de un volante especificando la dirección y que éste se encuentra en la planta alta de un comercio.
Hotel Break está lejos de ser un establecimiento confiable
En un recorrido hecho por CAMBIO, se pudieron constatar las condiciones en las cuales opera este establecimiento que se encuentra muy alejado de ser un hotel. Para ingresar en él es necesario atravesar un pasillo que está junto a un local de ropa y de películas piratas, mismo que conduce a unas escaleras que te llevan a la planta alta del inmueble.
Inmediatamente después de haber subido las escaleras se encuentra una puerta desde donde es posible observar a las sexoservidoras que se encuentran a la espera de un cliente que contrate sus servicios. Algunas de ellas esperan de pie, otras prefieren hacerlo sentadas en sillas de plástico colocadas frente a un televisor.
Asimismo, del lado izquierdo hay cuatro puertas, las cuales corresponden a los cuartos que son usados para llevar a cabo el encuentro sexual, mientras que del lado derecho hay más habitaciones, un baño y una cabina en donde se paga el servicio.
Este tipo de establecimientos operan bajo la complacencia de la administración del alcalde Eduardo Rivera, quien en su afán de quitar a las sexoservidoras de las calles ha permitido la operación de estos inmuebles improvisados como hoteles para permitir la prostitución y tener “limpias” las calles del Centro Histórico.
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David Meléndez
@dav_ms6