El estado de Puebla sorprende por las terroríficas historias que oculta en su aquitectura, tal es el caso de la iglesia de San Miguelito, que es considerada una de las primeras en erigirse en el municipio de San Pedro Cholula, edificada en 1690, como lo indica la placa que ostenta en la entrada principal.
El inmueble pertenece a la religión católica y está dedicado a San Miguel Arcángel, que se encuentra en el altar mayor. El templo presenta una arquitectura novohispana de ladrillo y resalta por la leyenda de que alberga a un diablito fabricado en madera, el cual recobra vida y se escapa para cometer desgracias.
Se dice que un día fue encontrado frente a la iglesia sin que nadie sepa a ciencia cierta cómo llegó o quién lo llevó, así que lo desenterraron creyendo que se trataba de una reliquia prehispánica, o que el dueño, al no aguantar las fechorías del diablito, creyó que estaría mejor en un templo.
A los sacristanes les costó mucho trabajo meterlo en la urna de madera ya que sin razón explicable no cabía, hasta que se realizaron unas oraciones.
Durante un tiempo estuvo atado a una de las columnas pero extrañamente a veces aparecía liberado y cuando esto pasaba en la iglesia, en el pueblo ocurría alguna desgracia que los vecinos asociaban a la estatuilla pues aseguraban que hasta que el padre o el sacristán lo volvían a atar a la columna cesaban los males.
Pocas personas han tenido la oportunidad de observarlo, pero cuando se lograba salir “para hacer travesuras” ocurrían accidentes en los alrededores, especialmente en la denominada “curva del diablo”, que se localiza en la intersección de la Antigua Federal a Cholula (hoy avenida Forjadores) y la Recta a Cholula, justo donde se convierte en la carretera a Huejotzingo.
Esto es a unos metros de la 12 Oriente esquina con la 2 Norte, en específico en el número 201, donde se localiza el templo, donde las crónicas narran que la figura de madera del diablito fue dejado abandonado en la puerta del atrio. Aunque otros citan que fue desenterrado sobre la citada curva.
Aseguran que cuando recién llegó la imagen a la iglesia, sin explicación cambiaba de lugar o de posición cuando nadie lo veía, e incluso tenían que cortarle las uñas porque rasgaba la madera del lugar donde estaba colocado.
Al principio colocaron una estatua del arcángel rematada en la base con la imagen de un diablo y que al acudir los fieles para solicitarle al ángel con la armadura romana algún favor y no verse favorecidos, por su desesperación volcaron sus suplicas a su complemento, lo que fue descubierto por el sacristán quien dio aviso al padre en turno, razón por la cual, decidió retirar del altar la efigie de lucifer.
Si alguien desea visitar al diablito la Iglesia piden que se realice una alabanza a San Miguel Arcángel, para proteger a todo aquel que lo vea directamente. También se dice que si el visitante no realiza ningún rezo para protegerse, el diablito tomará su forma humana para poder salir del templo para seguir haciendo desmanes.
Con información de: Milenio
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Xóchitl Cubillas
@Diario_Cambio