La mañana del pasado lunes un grupo de 12 trabajadores de la fábrica de Audi en Puebla, que comparten la característica de tener limitaciones físicas en sus extremidades, fueron informados que se les dio de baja de sus áreas de trabajo y su futuro dentro de la armadora de autos de lujo era incierto.
El director de Recursos Humanos los citó en el horario de oficina, de 8:00 a 17:00 horas, y los reunió en una sala de juntas para decirles que sus puestos ya habían sido ocupados por hombres y mujeres de nuevo ingreso.
Después los separó en dos grupos y los dejó en salas de juntas; no podían salir de esa zona más que a la hora de la comida. Tenían la obligación de reportarse todos los días de las 8:00 a las 17:00 horas y permanecer sin hacer nada en este lugar.
La incertidumbre carcomía minuto a minuto los pensamientos de la docena de hombres y mujeres pues sentían que estaban con un pie afuera de la empresa alemana.
Desesperados buscaron a la representación sindical, al dirigente César Orta Briones, a su asistente y operadora Abril López o a Selene Herrera Sánchez, quien ostenta el cargo de Secretaria de Previsión y Seguridad Social, y se supone que debería protegerlos.
Sin embargo, ninguno de los tres fue capaz de darles la cara. Solamente les mandaron decir que “no se aferren a la empresa”, según narró un grupo de los trabajadores que se encuentran en esta condición.
En sus conversaciones, la docena de trabajadores que están operados o lastimados y que supuestamente ya no pueden desarrollar los trabajos que venían haciendo, consideraron que sus limitaciones se debieron precisamente a las labores que realizaban dentro de la empresa, por lo que consideraron injusto la discriminación de que la fueron victimas.
Entre los pasillos de la empresa corrió el rumor que son 100 personas las que se encuentran en esta condición de limitación, pero que serían separados por grupos para evitar algún escándalo o acción legal.

Carlos Rocha
@rochapress