Friday, 03 de May de 2024

Miércoles, 15 Julio 2015 03:16

Si cae Osorio Chong, ¿cuál es el futuro de Lastiri & Company?




Written by  Arturo Rueda

El derecho de picaporte en Bucareli provoca mareos en los sensatos y fantasías en los acelerados. Según la escalera lastirista del poder, la mayoría tricolor en San Lázaro dejó puntero a Osorio Chong en la carrera sucesoria de Peña Nieto, y a él mismo a la cabeza del PRI poblano para encabezar el derrumbe del morenovallismo. Ambicioso, el zacateco vio una oportunidad en Armenta: enviar al diputado federal electo para 2016 como puente de plata a la batalla del 2018


Aunque en política extender actas defunción es un oficio riesgoso, columnistas y analistas nacionales dan fuera de la carrera presidencial 2018 a Osorio Chong tras la segunda fuga de “El Chapo” Guzmán de un penal de alta seguridad. Lo más aventurados dan por seguro su cese de la Secretaría de Gobernación apenas Peña Nieto pise territorio nacional, quien lo habría mandado de regreso de Paris para enfrentar la primera oleada de desgaste. Lo cierto es que el fusible se quemó. ¿Y ahora?

 

Como lo que pega arriba pega abajo, y lo accesorio sigue la suerte de lo principal, la eventual caída de ex gobernador de Hidalgo sería un dardo al proyecto político vinculado a su figura en Puebla, que incluye al subsecretario Juan Carlos Lastiri, al delegado Juan Manuel Vega Rayet y al diputado federal electo Alejandro Armenta Mier. Una tríada que tomó su ruta al lado de Osorio y los llevó a confrontarse incluso con ejes locales del poder como Mario Marín.

 

El grupo del subsecretario de Sedesol, anclado en sus fuertes vínculos con Bucareli, fue uno de los más ruidosos al festejar la victoria del PRI en nueve distritos federales en la elección del 7 de junio. Tan suya la sintieron, en parte por la aplastante ventaja Alejandro Armenta Mier en Tepeaca sobre el morenovallista Mario Rincón, que diseñaron una escalera de poder para convertirse en el grupo hegemónico del PRI poblano: Armenta al 2016, Lastiri al 2018, y en medio continuar la apropiación de las delegaciones federales.

 

El derecho de picaporte en Bucareli provoca mareos en los sensatos y fantasías en los acelerados. Según la escalera lastirista del poder, la mayoría tricolor en San Lázaro dejó puntero a Osorio Chong en la carrera sucesoria de Peña Nieto, y a él mismo a la cabeza del PRI poblano para encabezar el derrumbe del morenovallismo. Ambicioso, el zacateco vio una oportunidad en Armenta: enviar al diputado federal electo para 2016 como puente de plata a la batalla del 2018. Mientras, continuaría en la Sedeso, y por ello, protagonizó el único “no destape” de las últimas semanas.

 

Pero, de consumarse la caída política de Osorio Chong, y su salida de la carrera sucesoria, ¿qué va a pasar con el grupo Lastiri y su carrera rumbo a Casa Puebla? ¿Qué va a pasar si la próxima semana, por decir un nombre, se instala Manlio Fabio Beltrones en Segob?

 

Se entiende la lógica del porqué Gobernación decidió difundir los videos del momento previo a la fuga, exhibir la celda del Chapo Guzmán y abrir los secretos del túnel: Osorio Chong lo hace no para que el gobierno gane credibilidad, sino para que la responsabilidad política de la fuga se detenga en los responsables del Altiplano y del manejo de los Ceresos —a los que ya cesó—. En su interpretación, es mejor la hipótesis de que las autoridades fueron negligentes y corruptas, antes de que la hipótesis de que el capo salió caminando del penal de mínima seguridad con complicidad política, lo que acabaría de liquidarlo.

 

El problema de Osorio Chong no es lo que hizo o dejó de hacer, sino de que el Presidente está atado por su propia palabra cuando declaró al periodista León Krauze que todos los días le preguntaba al secretario de Gobernación si el narcoboss se encontraba bien resguardado y sin posibilidades de evadirse, porque una nueva fuga sería “imperdonable”.

 

Pues bien, “El Chapo” se fugó, lo que activó la consecuencia del “imperdonable”. ¿Y a quién no va perdonar Peña Nieto? Pues al funcionario al que entregó la responsabilidad de que no volviera a fugarse: Miguel Ángel Osorio Chong. Lo otro, perdonarlo, es compartir el costo de la evasión: Presidente y titular de Gobernación desgastados, sin credibilidad. Así que quizá llegó la hora de tirar lastre. Los fusibles son para fundirse.

 

Volvamos al asunto poblano: ¿qué va a pasar con Lastiri & Company?

 

Se ve difícil que sin el impulso de Osorio Chong consoliden su carrera a Casa Puebla en los términos fijados, sobre todo porque Armenta y Lastiri no son más competitivos que Blanca Alcalá, Enrique Doger o Javier López Zavala. En cualquier caso, el gran poder del zacateco es su derecho de picaporte en Bucareli. Pero… ¿y si se van los que le abrían la puerta?

 

A estas alturas, lo único que podría salvar a Osorio, y por tanto a Lastiri & Company, sería la recaptura de “El Chapo”, cuestión muy difícil, pues la primera vez que se evadió tardaron 14 años en volver a agarrarlo. El futuro sucesorio del hidalguense se ve negro, y por tanto, del subsecretario de Sedeso. Pero ya se sabe que en política no hay actas de defunción.  

 

 

 

 

 

 

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