Thursday, 16 de May de 2024

Viernes, 10 Abril 2015 02:56

¿Por qué el mundo ama el sadismo de Juego de Tronos y espera al domingo la 5ta temporada?




Written by  Arturo Rueda

La disputa por el trono de los Siete Reinos es el marco en el que se vive ese estado de naturaleza hobbesiano, en el que todos los hombres mienten y todos los hombres deben morir. No hay salida. El héroe Ned Stark, llamado a imponer los valores de la nobleza, honor y valentía, ve rodar su cabeza al final de la primera temporada y da origen al caos político que trae aparejado un baño de sangre. En Juego de Tronos todo es traición, engaño y puñalada por la espalda. Y ganan siempre los que más traicionan, los que más engañan y los que más apuñalan


Los amantes de la política han hecho de House of Cards su serie de culto, y en menor medida, han adoptado a The Boss, Mad Men y Los Sopranos como iconos de las series norteamericanas. Se equivocan: Juego de Tronos, que el domingo estrena su quinta temporada, genera una expectativa mundial única en su tipo. No pierda el tiempo con Frank Underwood: es un niño frente a los Lanister que mueven el tablero de Westeros, el continente imaginario en donde se desarrolla la trama más maquiavélica y violenta que ha visto la televisión mundial. ¿Alguna otra serie puede presumir más de 5 mil muertos en pantalla, casi todas sangrientas y desalmadas? No lo creo.

 

¿Por qué fascina al mundo la canción de Hielo y Fuego? Juego de Tronos luce como una fantasía al estilo de El Señor de los Anillos, con un héroe sin mancha en el valiente Eddard Stark. Pero desde el primer capítulo queda claro que es algo diferente: Juego de Tronos es el estado de naturaleza que imaginó Thomas Hobbes en el Leviatán. Un lugar en el que el hombre es el lobo del hombre. No en balde el blasón de los Stark de Invernalia es el lobo huargo. Así, ningún personaje, por carismático, entrañable u odioso que sea, se encuentra a salvo.

 

La disputa por el trono de los Siete Reinos es el marco en el que se vive ese estado de naturaleza hobbesiano, en el que todos los hombres mienten y todos los hombres deben morir. No hay salida. El héroe Ned Stark, llamado a imponer los valores de la nobleza, honor y valentía, ve rodar su cabeza al final de la primera temporada y da origen al caos político que trae aparejado un baño de sangre. En Juego de Tronos todo es traición, engaño y puñalada por la espalda. Y ganan siempre los que más traicionan, los que más engañan y los que más apuñalan. Los hombres son simples sacos de sangre, los pinchas y mueren. Todo se acaba. Valar Morghulis.

 

En Westeros no hay inocencia, porque se paga con la muerte. Los hijos de Ned Stark, para sobrevivir, deben ser peores que su familia rival, los leones Lanister, quienes presumen de pagar siempre sus deudas y añoran el trono. Pero cuando lo obtienen, se vuelve una pesadilla con un desenlace absolutamente sorprendente en el final de la cuarta temporada, cuando se ven las caras el patriarca Tywin Lannister con su hijo, el enano Tyrion, el personaje más inteligente y perturbador de la serie. En un lugar donde sólo sobreviven los más fuertes, él se esfuerza en ser el más inteligente para dominarlos, con un costo altísimo.

 

Como buen reino, una corte se mueve alrededor de los tres reyes que hasta el momento han ocupado el trono. Sobresalen dos retratos fidelísimos de los más grandes manipuladores que acompañaron a Napoleón: Varys es Fouché, el dueño de la policía política, de los espías, el más informado, el que todos los reyes necesitan. “No deseo nada más que servir”, les dice a todos, y todos no se lo creen, pero urgen sus servicios. Meñique es Talleyrand, tesorero del reino, conspirador absoluto. La lealtad de cualquiera está con quien le paga, es su lema. No es noble, pero quiere el trono y está cerca de conseguirlo. Todos mienten, pero algunos mienten mejor, es otra de sus frases.

 

Juego de Tronosestá inspirado en la saga del escritor George R.R. Martin Canción de Hielo y Fuego, con cinco títulos y a la espera de la publicación de dos últimos libros. La serie de HBO, sin embargo, avanza y el escritor no. Así que todo es incertidumbre sobre lo que acontecerá en el final, y es quizá esa angustia literaria-televisiva lo que crea la adicción. ¿Sobrevivirá Poniente al Invierno? La noche es oscura y los horrores la pueblan, dice la sacerdotisa Melisandre.

 

Juego de Tronoses un hiperrealismo político pero también una fantasía. Hay dragones, zombis, caminantes blancos, gigantes, inmortales. Pero nada apasiona más que los hombres y mujeres que carecen de algún código moral, porque estorba para sobrevivir. Pocas flores crecen en el Invierno, como John Snow, Samwell Tarly y los hombres de la Guardia de la Noche que resguardan al Muro que protege Poniente de los Caminantes Blancos, esos enigmáticos Otros que amenazan con arrasarlo todo, el verdadero peligro. La destrucción absoluta se avecina mientras las pequeñas ambiciones dominan el corazón oscuro de los hombres.

 

Y claro, si ustedes en verdad siguen creyendo que House of Cards es mejor, yo les pido llegar al final de la tercera temporada de Juego de Tronos. El capítulo conocido como la Boda Roja es un clímax único para la literatura y la televisión. Pocas cosas tan impactantes se han visto en pantalla. Después de eso coincidirá en que el tal Frank Underwood no sobreviviría un día a las tramas maquiavélicas que ocurren en Poniente. Mi consejo, no se lo pierda. Hay tiempo para que consuma las impactantes primeras cuatro temporadas.

 

 

 

 

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