El nuevo mapa geopolítico en Puebla para la elección del 2016 aprobado a principios de noviembre por el INE, en el que se reagrupa el voto del PRI en el interior del estado y se divide el voto panista en la zona metropolitana, fue validado ayer por el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF), sin embargo, para los comicios concurrentes del 2018 la redistritación tendrá que ser modificada para tomar en cuenta una consulta a los pueblos indígenas que fue omitida del proceso antes mencionado.

Los magistrados de la Sala Superior del TEPJF confirmaron la geopolítica poblana presentada el 1 de noviembre, pues el proceso para renovar Casa Puebla en junio del próximo año ya esta marcha, pero advirtieron que para la elección del 2018 en la que se votará de nueva cuenta por un gobernador, así como por los 217 alcaldes, 26 diputados locales, así como por un presidente de la República, senadores y 16 diputados federales, se tendrá “consultar los pueblos indígenas para que se emita un nuevo acuerdo en el que se realicen los ajustes correspondientes”.

Esta resolución de la Sala Superior del Tribunal Federal Electoral corresponde al expediente SUP-RAP-758/2015, que promovió el PAN a mediados de noviembre, para impugnar la demarcación territorial de los distritos electorales uninominales locales en Puebla, así como sus respectivas cabeceras distritales.

En la nueva redistritación que favoreció al partido tricolor, el INE borró el mapa geopolítico local realizado en el 2012 a propuesta del gobernador Rafael Moreno Valle y que le permitió al albiazul y a los partidos aliados ganar 23 de 26 demarcaciones en el 2013, ya que el grupo en el poder perderá fuerza en la zona metropolitana y en las sierras Norte y Negra.

De acuerdo con la redistribución de los 26 distritos locales avalados por el Consejo General del Instituto Electoral del Estado (INE), el PRI se verá ampliamente beneficiado por el nuevo mapa geopolítico en la entidad, ya que esta cartografía unifica a San Andrés y San Pedro Cholula en un solo distrito; reagrupa cinco demarcaciones de la Sierra Norte —en las que el morenovallismo logró aumentar sus simpatías—; y reparte la votación de la zona de Zacapoaxtla, misma que el bloque aliancista logró arrebatarle al tricolor desde los comicios del 2013 y que ratificó su presencia en el proceso de junio pasado.