Los Zetas y la Diedo acosan a judiciales


Agentes evidencian el rompimiento con la dirección de Delincuencia Organizada y una persecución desde la misma PGJ


Edmundo Velázquez

 

Lo que faltaba, no conformes con el acecho del crimen organizado y la muerte reciente de tres agentes de la Policía Judicial, el procurador Rodolfo Igor Archundia Sierra, ha solapado la división de los trabajadores de la Procuraduría General de Justicia.

 

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En la detención de Norma Villegas Maximiliano, mejor conocida como “La víbora” participó el agente Rubén Flores Martínez, quien murió días después. A él y otro agente más se le pidió que en su declaración sobre la detención incriminara a Jesús Tlepanco y al jefe de grupo, Jaime Alcántara.

Y es que ayer, agentes de la Policía Judicial denunciaron que los integrantes de la Dirección de Investigación Especializada en Delincuencia Organizada (Diedo) han usado la información que ellos han brindado sobre ofertas que han hecho supuestos Zetas para incriminarlos como cómplices del crimen organizado.


Para muestra el caso del comandante de la Policía Judicial en Izúcar Matamoros, Jesús Tlapanco López, quien los días 20, 28 y 30 de octubre informó al director general de la corporación, Hugo Isaac Arzola Muñoz, que sujetos que se presentaron como integrantes del grupo armado del Cártel del Golfo le pidieron que “los dejara trabajar” a él y a otros integrantes del grupo de Izúcar de Matamoros, que apenas cuenta con siete elementos.


El comandante Tlapanco informó en momentos oportunos que existía el peligro de que el crimen organizado los atacara por negarse a sus ofrecimientos, sin embargo, tras la detención de Norma Villegas Maximiliano, mejor conocida como “La víbora”, contadora de los Zetas se armó una averiguación previa en contra del titular del grupo de Izúcar de Matamoros.


Incluso, se pidió a los agentes que participaron en el aseguramiento de “La víbora”—entre ellos a Rubén Flores Martínez, quien murió acribillado el jueves pasado—  que en su declaración incriminaran al comandante Jesús Tlepanco y al jefe de grupo, Jaime Alcántara. Pero ambos agentes se negaron a dar tal declaración, como consta en documentos en poder de CAMBIO.

 

Las visitas

 

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El 20 de octubre hubo una primera visita a los agentes de Izúcar. “Dijeron ser parte de ‘La Compañía’”, señala el documento. En la primera visita se vio el mismo vehículo que le fue asegurado a Norma Villegas.


El comandante Tlapanco indicó que cada una de las visitas de los integrantes del crimen organizado quedó asentada en documentos con los que dio a conocer a su superior Hugo Isaac Arzola Muñoz. El 20 de octubre informó lo siguiente según los documentos presentados:


“Por este conducto me permito informar a usted que el día de hoy, siendo aproximadamente las 19:30 horas se presentaron en esta comandancia dos sujetos entre 28 y 30 años de edad (…) Preguntando al agente 209 si se encontraba alguien al frente del grupo respondiendo en ese momento que se encontraba el jefe de grupo Jaime Alcántara. Al ser avisado este se entrevistó con dichos individuos diciéndole que eran de ‘La Compañía’ y que si ya había hablado un tal ‘Paco’ con él”.


En el documento se relata que Alcántara preguntó “de qué compañía” iban los sujetos. Ellos molestos preguntaron si realmente era el jefe de grupo, pero prefirieron retirarse y decir que después volvían. En el documento se especifica que el agente 579 de Izúcar de Matamoros identificó un vehículo marca Nissan modelo X-Trail de color hueso con placas del estado de Oaxaca. Dicha camioneta fue presentada  como el vehículo con el que había sido detenida Norma Villegas Maximiliano, “La víbora”.


El día 28 de octubre del 2008 ocurrió una segunda visita, también documentada e informada por el jefe de grupo de Izúcar. Según comentó, ese día llegaron dos personas, un hombre y una mujer, quienes dijeron ser parte de los Zetas.

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Copia del informe de la segunda visita de quienes dijeron ahora ser Zetas.


“Dijeron que no venían a pelear ni mucho menos a matarnos (...) afuera de la comandancia se encontraban dos vehículos con más personas en su interior. La persona de sexo femenino dijo que venían a trabajar  todo lo relacionado con drogas y que no nos metiéramos en sus asuntos y que no querían problemas con la Policía Judicial y que venían en plan pacífico”, señala en su segunda tarjeta informativa Jesús Tlapanco.


El 30 de octubre ocurrió el tercer encuentro cuando el comandante Tlapanco y el agente 325 caminaban sobre la calle Melchor Ocampo de Izúcar de Matamoros.


“…venían circulando una camioneta marca Nissan tipo X-Trail de color blanco y un vehículo Nissan Optra color champagne, en los cuales venían varios individuos descendiendo del Optra una persona del sexo masculino y otra más del sexo femenino, dirigiéndose hacia nosotros manifestándonos que si éramos agentes de la Policía Judicial (…) la mujer dijo que eran de la letra ‘Z’ y que querían hablar con nosotros de manera pacífica”.

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“Somos de la letra Z”, se identificaron en una cuarta visita.


En la tercera tarjeta informativa Tlapanco menciona que “les pidieron circular libremente en la región y que no se les molestara”. El comandante se negó y dijo que no aceptaría ningún trato por lo que los individuos se retiraron molestos.

 

“Perseguidos” por la Diedo


El comandante Tlapanco aseguró que nunca tomaron ningún ofrecimiento del crimen organizado, por lo que ahora le parece indignante que la Diedo y el procurador Archundia los persigan cuando han hecho su trabajo por más de 25 años.


“Nosotros no hemos hecho ningún trato con ellos. La Diedo nos investiga como si nosotros fuéramos el enemigo. ¿Cómo nos vamos a sentir si por un lado están matando compañeros y dentro, de nuestro mismo bando nos están pegando? ¿Por qué la Diedo nos investiga y no investiga al crimen organizado?”, comentó Tlapanco. El comandante de Izúcar de Matamoros aseguró que el grupo que dirige, contándolo a él, apenas tiene 7 integrantes. Así ocurre en otras comandancias del estado, como el destacamento atacado en Cañada Morelos, que apenas tiene 5 agentes.


“Nuestro único apoyo, moral, es Arzola. El procurador no nos hace caso. Él sabe que se pudo haber prevenido la muerte de los dos compañeros, en Atlixco y en Cañada Morelos. Pero no hacen nada. Eso sí, nos persiguen cuando solamente hemos hecho nuestro trabajo”, agregó.


Tlapanco insistió que informes de este mismo tipo se tienen de parte de todos los jefes de grupo en las comandancias de todo el estado, pero poco se ha hecho para apoyarlos. “Yo ya pedí mi cambio. No me lo quieren dar. No quiero poner en riesgo mi vida ni a mi familia, pero ya no sé de quién cuidarme, si del crimen organizado o de mis propios compañeros de la PGJ”, finalizó el comandante de Izúcar de Matamoros.

 


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