El fellatio tricolor armentista


Alejandro Armenta se reconoció a sí mismo y ensalzó al primer priista en la entidad


Y sin embargo, el ambiente tenía un tufo erótico que obligaba a los asistentes a pensar en una orgía colectiva entre priistas encumbrados y hundidos.


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Selene Ríos Andraca

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Alejandro Armenta Mier, el presidente del PRI más gris de los últimos años, no encontró mejor manera de pasar a la historia partidista que organizar un festín del auto-elogio entre la familia revolucionaria, mediante la entrega de reconocimientos a todos los exlíderes del tricolor y para Alejandro Armenta, todos son todos, incluidos los muertos y los interinos.


La fellatio armentista llegó al grado de darle reconocimiento por la labor partidista a los fallecidos Miguel Andrew Almazán —primer dirigente del PRI en Puebla en 1930— y a Rafael Cañedo Benítez.


El colmo de la orgía partidista, encabezada por un Alejandro Armenta sonriente y orgulloso, fue la entrega de galardones a los expresidentes partidistas Pericles Olivares Flores y Omar Álvarez Arronte, quienes encabezaron el Comité Directivo Estatal del PRI solamente por una docena de días.


El momento hilarante de la noche llegó cuando el primer priista en la entidad, Mario Marín Torres, debió entregarse a sí mismo la distinción, pasándosela a su cachorro Alejandro Armenta y a la delegada del CEN, Mercedes Guillén. Para después recibirla y levantarla sobre su cabeza.


Los expresidentes priistas Melquiades Morales e Ignacio Mier se ahorraron la versión poblana de Sodoma y Gomorra, al enviar al evento partidista a unos representantes, quienes subieron al presídium con una extensa sonrisa burlona.


Fue el 98 aniversario de la Revolución Mexicana el pretexto ideal para que Alejandro Armenta recordara que desde marzo pasado fue electo por el Consejo Político de su partido como el líder estatal y ante su incapacidad de manejar al tricolor, prefirió reconocer a cada uno de sus antecesores, por supuesto, incluyéndose él mismo en su primera etapa al frente del PRI.


Antes de la premiación, Alejandro Armenta presentó un video con imágenes y fotografías de los presidentes del PRI, en el que cada uno de los 58 priistas fue ensalzado por sus virtudes políticas.


Por supuesto, los elogios sobraron cuando en el conteo apareció el nombre de Mario Marín “priista de convicción y político de corazón”, amén de exagerar sus acciones al frente de la administración.


Sobra decir que los galardonados más aplaudidos fueron aquellos que pertenecen a la burbuja marinista: Valentín Meneses, Juan Manuel Vega Rayet, Pericles Olivares y Mario Montero Serrano.


La entrega de reconocimientos corrió al ritmo de los elogios entre la familia revolucionaria, al son de los halagos y a la cadencia de las virtudes políticas que han logrado que Puebla sea hoy lo que es.


Y sin embargo, el ambiente tenía un tufo erótico que obligaba a los asistentes a pensar en un fellatio colectivo entre priistas encumbrados y hundidos.

 

 

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