Thursday, 25 de April de 2024


La pobreza en Puebla, detonante de analfabetismo y rezago educativo




Escrito por  Dr. Guillermo Deloya Cobián
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En medio de lo lacerante que es el tema de la pobreza se hace necesario analizar algunas de sus consecuencias naturales: el analfabetismo y el rezago educativo. En este orden de ideas, debe decirse que las cifras en este tema son contundentes: uno de cada diez poblanos no sabe leer ni escribir.

En el territorio poblano existen unas 400 mil personas en situación de analfabetismo; es decir, el 10 por ciento de las personas con más de 15 años de edad, razón por la que nuestro estado ocupa el quinto lugar nacional en este tema.

 

 

Ahora bien, el Censo de Población 2010 reflejó que seis estados concentran más de la mitad de los analfabetos (2.8 millones), en orden descendente: Veracruz, Chiapas, Estado de México, Oaxaca, Puebla y Guerrero. Este fenómeno se agudiza en los pueblos indígenas de nuestra entidad, donde 45 por ciento de los adultos mayores en la entidad son analfabetos y de ellos 72 por ciento son mujeres.

 

 

Para colocar el problema en un contexto geográfico hay que decir que el analfabetismo entre los poblanos mayores de 15 años alcanza 14.6 por ciento, pero en la Sierra Nororiental es de 22.7 y llega hasta un 25.4 en la Sierra Norte en el mismo nicho poblacional.

 

 

Con estas cifras no cabe duda que el analfabetismo constituye una de las grandes deudas que tienen los gobiernos y la sociedad con quienes lo padecen; sobre todo cuando éste es consecuencia directa de la pobreza, porque limita a las personas en el ejercicio de sus derechos humanos, porque restringe el acceso a los beneficios del desarrollo integral de los individuos y porque les hace perder oportunidades a ellos y a sus familias, lo cual se convierte en un circulo vicioso que hace más pobres a los pobres.

 

 

Otro fenómeno asociado al analfabetismo es el llamado rezago educativo, que se integra de los individuos mayores de 15 años que por razones diversas no lograron concluir su educación básica de nueve años, y que por lo tanto presentan desventajas para incorporarse al desarrollo social. En este sentido, la población de entre 15 años y más cuenta con un grado promedio de escolaridad de hasta el 2 grado de secundaria. Indicador que también se encuentra por debajo del promedio nacional, en donde se alcanza, al menos, un año más de estudios.

 

 

La suma de la población analfabeta más la que no concluyó su educación primaria o secundaria, alcanza casi el 60 por ciento de los poblanos, la mayoría integrada por indígenas, los más pobres de las ciudades, campesinos en condiciones de extrema pobreza, los hijos de emigrantes de la Sierra Negra, la Sierra Norte, la Sierra Nororiental y la Mixteca poblana.

 

 

En este tema el Instituto Nacional de Educación para los Adultos (INEA) ha mostrado cifras que testifican que Puebla registra un millón y medio de poblanos mayores de 15 años que se encuentran en rezago educativo, por lo que, la entidad, ocupa entre los estados el sexto lugar que padece esta carencia en el país, antecedido por Chiapas, Oaxaca, Michoacán, Guerrero y Veracruz. Así, mientras el indicador nacional de rezago educativo es de 19.2, el de Puebla es de 24.1 por ciento.

 

 

En rezago educativo los municipios que más destacan en el estado son Huitzilán de Serdán, Zoquitlán, Quecholac, Chichiquila, Ajalpan, Eloxochitlán, Xochitlán Todos Santos, Los Reyes de Juárez, Huaquechula y Quimixtlán.

 

 

Dicho todo lo anterior, bien vale reflexionar un poco sobre el problema, sí el analfabetismo es un problema que puede derivarse de factores extraescolares y de factores de inequidad que persisten en la sociedad, como la pobreza y la marginación social; el rezago educativo es un problema que deriva frecuente del fracaso escolar de los alumnos de educación básica, de un sistema educativo que excluye a quien tiene bajos ingresos, a quien tienen un bajo aprovechamiento, unido a motivos económicos que se traducen en la incorporación temprana al mercado de trabajo, por cierto mal pagado.

 

 

Así las cosas, el rezago educativo representa uno de los principales retos para superar la pobreza. Es preciso un esfuerzo orientado de los distintos órdenes de gobierno, para favorecer el acceso y permanencia de los estudiantes de bajos ingresos. Puebla podría sumarse a estos esfuerzos, donde además el gobierno federal está haciendo compromisos y ofreciendo recursos adicionales que habría que aprovechar y donde lo único que falta es que el gobierno de nuestra entidad comience a ocuparse del problema en lugar de maquillarlo en cifras para sus informes.

 

 

 

 

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