Sábado, 20 de Abril del 2024
Martes, 16 Marzo 2021 01:44

«La pelota no se mancha»

«La pelota no se mancha» Escrito Por :   Silvino Vergara

«En las Olimpiadas de 1936, el país natal de Hitler fue derrotado por la selección peruana de fútbol. El árbitro, que anuló tres goles peruanos, hizo todo lo que pudo, y más, para evitar ese disgusto al Führer».

 Eduardo Galeano


 

«La pelota no se mancha» es la célebre frase de Diego Armando Maradona, el mejor jugador de fútbol de todos los tiempos. Él, en una de sus conferencias donde reconoció los errores que lo llevaron a la ruina futbolera al resultar expulsado del mundial de Estados Unidos de América de 1994, mencionaba que a pesar de todo lo que se hace ilícita e indebidamente alrededor del fútbol, «la pelota no se mancha»; ilusión que es la que exigimos los aficionados de a pie del fútbol actual, que es lo único que nos queda con tantas noticias de corrupción en nuestras naciones, los fraudes electorales, los partidos políticos con tantos intereses de por medio; pedimos que, por lo menos, nos dejen disfrutar de los partidos de fútbol ilusionados de que en ellos no hay corrupción, arreglos, etc.

 

Sin embargo, pareciera que el rumbo de la historia del fútbol dice otra cosa. Y ésta es una historia que, aunque para muchos debería ser intrascendente, refleja la realidad de la propia sociedad. Basta recordar que, en Italia a inicios de este siglo xxi, se determinó que (por esos arreglos del fútbol que dejan a la pelota en segundo término y le dan prioridad a otros intereses) los equipos del Juventus, la Fiorentina y el Lazio fueran enviados a la Serie B italiana (Segunda División), según la sentencia de la Corte de Apelación de la Federación Italiana de Fútbol (FIGC), por fraude deportivo; sentencia que también incluyó el retiro de los dos títulos de Liga (2004-05 y 2005-06) al Juventus (El país, 2006/07/14). Ahora bien, muy a pesar de estos sucesos, nosotros los aficionados aún mantenemos la ilusión de que: «la pelota no se mancha».

 

En el epígrafe de esta columna, se menciona lo sucedido en los tiempos de la Europa del nazismo en el partido de Austria vs Perú en plenas olimpiadas, descrito por el extraordinario escritor uruguayo Eduardo Galeano: «El partido fue anulado. No porque la derrota aria resultara inadmisible ante una línea de ataque que por algo se llamaba el “Rodillo Negro”, sino porque, según las autoridades, el público había invadido la cancha antes del fin del partido […]. Perú abandonó las Olimpiadas y el país de Hitler conquistó el segundo puesto en el torneo» (, Cerrado por fútbol, Ciudad de México: Siglo XXI Editores, 2017).

 

Sin embargo, a pesar de esos hechos, los aficionados de fútbol (mas no los fanáticos, porque éstos se encuentran cegados a lo que verdaderamente sucede) aún estamos ilusionados con ver un partido de fútbol donde la competencia sea con las piernas y las mejores jugadas trazadas con el ingenio del futbolista, y no una corrompida con la multipropiedad de equipos de primera división, con los intereses económicos e, incluso, los políticos, tal como sucedió en tiempos del nazismo y, en general, del totalitarismo político y financiero.

 

La misma memoria del fútbol recuerda el partido del mundial de 1978 entre Argentina y Perú, disputado el 21 de junio en el Estadio Gigante de Arroyito, Rosario, Argentina. La selección argentina tenía que ganar por una diferencia de, al menos, cuatro goles para superar a Brasil dentro del Grupo B y, así, acceder a la final. El partido terminó 6:0 a favor de Argentina. No obstante, con el paso de los tiempos, se ha puesto a la luz pública que ese partido tuvo otros intereses, atendiendo a que el país sudamericano estaba gobernado, en esos tiempos, por el régimen militar y totalitario que estaba buscando a toda costa legitimarse ante su población. Con todo y estos hechos históricos, seguimos pensando que «la pelota no se mancha», muy a pesar de los totalitarismos políticos o financieros.

 

Así, se podría sostener una serie de sucesos que se han dado con los partidos de fútbol profesionales donde se ha incrementado los intereses alrededor de los mismos. Basta con recordar lo que le sucedió al equipo del Puebla de la franja en los tiempos en que le cerraron el estadio Cuauhtémoc y lo mandaron a deambular por toda la república para jugar sus partidos locales, todo por los intereses televisivos que —a decir de los cronistas de los tiempos de la década de los noventa del siglo xx— llegaron hasta el escritorio de la presidencia de la república, donde se determinó el veto permanente del estadio por justificaciones absurdas a cargo de las autoridades locales. Sin embargo, la ilusión del aficionado no se pierde, muy a pesar de lo que sigue sucediendo, sobre todo, en la liga mexicana con esa mala manía de la multipropiedad de equipos profesionales. Pero, desde luego, sí nos hace pensar mal, como con lo sucedido el pasado viernes 12 de marzo de 2021, en el estadio Cuauhtémoc, en el partido entre Puebla y el Atlas, en el que —desde la televisión— parecía que a muchos jugadores les cortaron las piernas y la mente para no jugar, ante la multa millonaria que existe para no descender. No obstante y a pesar de lo que dicta la historia, los aficionados seguimos ilusionados y esperanzados con este magnífico deporte y con que: «la pelota no se mancha». (Web: parmenasradio.org).

 

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