Debo reconocer que desde niña los Juegos Olímpicos son uno de los eventos que espero con mayor entusiasmo, no sólo porque hay muchas disciplinas que me encantan, sino porque me parece una de las mayores muestras de combinación entre talento, logística, esfuerzo, tenacidad y desarrollo económico.
Y es que, a decir verdad, envuelven una multimillonaria derrama económica, desde el área comercial, de patrocinios, desarrollo de infraestructura, hasta la mejora en condiciones públicas en la ciudad anfitriona; que si no se maneja de forma adecuada puede resultar un enorme ‘elefante blanco’ muy costoso para la sede, como le sucedió a Brasil, por mencionar un caso.
Muchos son los sectores que se ven beneficiados de forma directa e indirecta en estos eventos, desde el comité organizador, los patrocinadores, el sector turístico del lugar, hasta quienes venden souvenirs y alimentos durante las competencias, pero esta vez, a pesar de hablar de una de las mejores organizaciones por uno de los países más perfeccionistas y que prometían algo espectacular, la pandemia de COVID-19 cambió el escenario por completo.
Miles de millones de dólares se habían invertido tras saberse país oficial, al grado de tener gran parte de los estadios, logística y marketing listo desde hace más de dos años; a decir de lo reportado por Japón, al día de hoy se estima una inversión superior a los 13 mil mdd, sin garantizar la recuperación ni del 50 por ciento
La estrategia de capitalización varió de forma considerable, puesto que la tendencia se ha enfocado en la transmisión y venta de espacios a través de los medios de comunicación y redes sociales y por los subsidios que se aplicarán para equilibrar los costos, sin embargo, no dejan de ser un enorme reto en materia de salud principalmente, económico, deportivo, de logística, comercial, social y cultural para uno de los países que nos ha demostrado saber reponerse a cualquier circunstancia.
Tras esta gran experiencia algunos países piensan dos veces antes de levantar la mano para ser el escenario de próximas olimpiadas, lo cierto es que, ante cualquier circunstancia, es importante tener en cuenta que, Juegos Olímpicos, mundiales, e incluso ferias regionales, congresos, expos, conciertos y más, deben de contemplar muchos factores antes de llevarse a cabo.
Considerando que, sin importar las dimensiones o si es público o privado, todo evento debe planearse para asegurar su éxito y que represente una rentabilidad para quienes lo realizan, de lo contrario, puede ser el factor por el que se pueda caer en banca rota.
Hay que tener visión periférica, considerar todos los riesgos y ser visionario para salir avante.
Mientras tanto, sigamos disfrutando de estos Juegos Olímpicos que, sin duda, nos dejan claro que en la vida lo último que se debe perder es la esperanza, que siempre se debe estar preparado para todo y que sin importar las comisiones la disciplina da resultados, porque recordemos que los negocios también son un deporte de alto rendimiento, sólo así podemos ser… UNIVERPRESARIOS.
