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Martes, 10 Agosto 2021 04:41

Los negocios de Juan Carlos de Borbón en México (¡Ay, Jalisco; no te rajes!)

Los negocios de Juan Carlos de Borbón en México (¡Ay, Jalisco; no te rajes!) Escrito Por :   Francisco Baeza Vega

Esa mañana, Dionisio Rodríguez Martín, ‘nariz a lo Indiana Jones, peluquín de lujo’, se cansó de habitar en sótanos de la sociedad. Giró la llave de encendido y pisó a fondo el acelerador. Cuenta ‘El Dioni’ que mientras conducía el furgón propiedad de Transportes Candi cargado con 300 millones de pesetas procedentes del Banco Hispano Americano a toda velocidad por la M-30 hacia cualquier lugar que no fuera Moratalaz, tarareaba, como para darse ánimos: ¡Ay, Jalisco; no te rajes!


 

Ya era demasiado tarde como para haberse rajado, por supuesto; ¡menuda broma, la de ir a dar una vuelta con esa fortuna en la batea! ‘El Dioni’ amaneció a la mañana siguiente en todas las portadas. Curiosamente, a los ojos de sus paisanos, enseguida se volvió una especie de héroe popular, de caradura nacional, de Robin Hood que robaba a los ricos... para gastárselo en Dom Pérignon. Todos los españoles se soñaban en sus zapatos de piel de cocodrilo. Algunos ladrones caen así de bien, otros simplemente causan náuseas.

 

Quién sabe qué canción tarareaba Juan Carlos de Borbón cuando cogió sus maletas (cargadas de ‘petrodólares') y aplicó la de ‘El Dioni’ fugándose de España. Imaginemos que El Rey, de José Alfredo: sin trono ni reina, ni Corinna que lo comprendiera, el ex rey huyó a los Emiratos Árabes Unidos, donde a la vuelta de un año sigue disfrutando de la hospitalidad de los jeques árabes con los cuales ha hecho los mejores negocios, por no huir a México, donde tiene cuates con los cuales ha hecho otros, a lo mejor no taaan lucrativos pero donde, extrañamente, goza de cierta simpatía.

 

No parece casualidad que la investigación de la Fiscalía anticorrupción española que lo tiene a salto de mata, de duna en duna, comenzará siguiendo una pista mexicana: la de las tarjetas de crédito opacas sufragadas por Allen Sanginés-Krause, un empresario hotelero mexicano un tanto excéntrico, últimamente doblado en pagafantas de la realeza, con las cuales la familia del rey costeaba sus comidas, escuelas, viajes, pedicuras, tratamientos médicos, ropas no precisamente de Zara, y demás partidas, digamos, de carácter ordinario.

 

Siguiendo esta pista, los fiscales también descubrieron que a mediados de los 2000 Juan Carlos medió entre las autoridades mexicanas y OHL, dirigida por un tal Juan Miguel, a quien el entonces rey otorgaría luego el noblísimo título de Marqués de Villar-Mir, para desbloquear la compra de los terrenos donde se desarrollaría el complejo hotelero de Mayakoba, en Quintana Roo. Por su ‘asesoría’ cobró una comisión ilegal de 4.7 millones de euros que le fueron abonados en la cuenta bancaria de Zagatka, una empresa fantasma con sede en Liechtenstein operada por su primo, el tenebroso Álvaro de Orleans, y cuyo único beneficiario era su hijo, Felipe.

 

El chisme de lavadero (de dinero) que no maneja ni ‘La Chapoy’, botón de muestra de las corruptelas de la mafia-del-poder hispano-mexicana no termina ahí: como parte de su estrategia de desinversión (o de “Más vale decir ‘Aquí huyó’ que ‘Aquí lo agarró la FGR’”), entre 2018 y 2021, OHL vendió el complejo, fifty-fifty, a las mexicanas Lakahn y RLH Properties. Ambas empresas son subsidiarias de BK Partners, la cual es propiedad ¡de Sanginés-Krause!, de modo que ya sospecharán ustedes quién pudiera ser el dueño ‘real’ de esas lujosas suites con vistas al Caribe.

 

Acaso por pudor diplomático, para no enrarecer más una relación bilateral que de por sí, ya está en mínimos, además de algunos exabruptos presidenciales, no se han querido explotar políticamente los vínculos mafiosos del ex rey español con políticos y empresarios mexicanos pero

 

“… Al loro
que el destino es un maricón;
sin decoro,
te da champán… y después, chinchón
.”

 

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