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Martes, 15 Febrero 2022 01:22

Buchanan’s y Bacardí Blanco en el Ayuntamiento de Puebla

Buchanan’s y Bacardí Blanco en el Ayuntamiento de Puebla Escrito Por :   Carlos Rocha

Ana Laura y Celina compartían más que un trabajo en el Ayuntamiento de Puebla: sus juergas y bohemias eran de varios conocidas, también el trato déspota; fueron conocidas por tener todo el tiempo nefastitudes y su maléfico vicio.


 

La noche del viernes 11 de febrero Celina Medina Bazán se fue de fiesta como casi cada fin de semana desde que llegó al equipo de la morenista Ana Laura Martínez en octubre de 2018. Ella consiguió el puesto después de salir de trabajar en una cárcel de Oaxaca en donde vigilaba las cámaras, y tras un paso efímero como asiste en la Cámara de Diputados.

 

La joven treintañera volvió a Puebla y presentó sus credenciales como abogada, aunque en realidad estudió en el CLEU la licenciatura en Criminología, Criminalística y Técnicas Periciales. Ana Laura necesitaba gente experta en materia de seguridad, pues durante el trienio de Claudia Rivera encabezó la Comisión de Seguridad, aunque ella estudió computación y trabajó en el Inegi, como Claudia.

 

Fue así que se acomodó en el círculo más cercano a Ana Laura, desplazó a varios en la guerra burocrática y escaló hasta que se colocó como su secretaria particular. Tras lograr su objetivo, fueron tiempos de celebrar y la ciudad era de ellas.

 

Ana Laura y Celina compartían más que un trabajo en el Ayuntamiento de Puebla: sus juergas y bohemias eran de varios conocidas, también el trato déspota; fueron conocidas por tener todo el tiempo nefastitudes y su maléfico vicio.

 

Su afición a la botella las unió más y las dos quedaron exhibidas: la regidora en mayo de 2021 cuando presidía una sesión de la Comisión de Seguridad en donde nunca prendió la cámara y sus palabras se arrastraban, como está evidenciado en redes sociales, pues el gobierno claudista borró la sesión online. Y la embriaguez de Celina quedó expuesta este fin de semana.

 

Los subordinados que trabajaron con ellas saben que Ana Laura prefiere el whisky, en particular del Buchanan’s, mientras que Celina opta por el Barcardí Blanco. Lo saben porque no había empacho en hacerlo en la oficina de regidores durante el trienio pasado.

 

El problema de Ana Laura es tan conocido por todos que en una reciente reunión con el grupo de Claudia Rivera y que encabezó Damián Romero se lanzó la pregunta de ¿qué hacer con la regidora que repitió en el cargo para ser un activo más, pero no lo ha sido?

 

Fue así que se determinó designar a Patricia Montaño para que fuera la tutora de la regidora, quizá hasta la llevara a terapia. Algo así como su madrina, y en caso de que se viera en escándalos tendría que renunciar al cargo y llegaría su suplente, Araceli Caselin, quien fue Coordinadora Administrativa de Regidores durante el gobierno pasado.

 

El caso de Celina Bazán, como se presenta, es distinto. Ella quedó exhibida este fin de semana, cuando en completo estado de ebriedad conducía un Jetta-Clásico color gris, presuntamente propiedad de su roomie, se brincó un camellón y chocó de frente con una patrulla pickup de la Policía Municipal.

 

contratiempos

 

Después vino el acontecimiento que quedará guardado para siempre en redes sociales como las escenas de los borrachos inmortales: una oficial le dice, “deme el número telefónico de algún familiar”, pero Celina da el suyo. Después bromea, “es que no escucho lo que me dice”, le insisten en un teléfono y ella vuelve a dar el suyo.

 

Luego vino la traición, Celina les dijo a los policías que ella trabajaba en el Ayuntamiento, ellos confirman con la frase clave “brindaremos la atención”, pero “díganos en dónde”, a lo que ella contesta: “con la regidora de Seguridad”, cuando en realidad ya ninguna de las dos está en dicha regiduría.

 

Es más, Celina ya no trabaja ni con Ana Laura ni con Morena. Apenas hace dos semanas brincó al gobierno en turno del PAN y encontró lugar con el director de Bienestar, Jacobo Ordaz, quien le dio cabida, hasta ahora.

 

La historia en la burocracia de estas dos funcionarias públicas debería llegar a su fin, pues está claro que ni en sus grupos las toleran y la ciudadanía no tendría por qué.

 

Además, ahora se sabe que durante tres años la Comisión de Seguridad del Ayuntamiento de Puebla estuvo a cargo de una persona sin experiencia y asesorada por alguien que lo que busca es cambiar de puesto según sus intereses y que seguro no se sometían a pruebas de alcoholemia. Clásico político.

 

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