Sábado, 27 de Abril del 2024
Miércoles, 23 Noviembre 2022 00:35

El empiezo constante

El empiezo constante Escrito Por :   David Peral Rodrí­guez

Por ello en esta columna introductoria quisiera escribir de manera muy breve de mi influencia musical, aquella disciplina y arte que me ha dejado tantas enseñanzas y que es el ruido que ha enseñado a generaciones a entender sus propias realidades.


 

Re empezamos con calaveras y bolas de tiempo en las manos. Así comienza esta nueva etapa de relatos, opiniones y acaso columnas que sospechan del tiempo. Algunas serán naturales como el mismo suspiro del vivo esperanzado en portentos de miel y abejas, pero también, arrebatadas como el último aliento que el moribundo encuentra en aquellos que aman las cosas inciertas de la propia vida.



En este espacio trataremos de literatura, música, cine, en ocasiones opiniones y pocas tantas veces de política, porque evidentemente la política y el cuerpo no se deshacen con un chasquido disparatado de vengadores anónimos.



Este espacio fundamental de este episodio de vida, se centrará en esa idea que puso sobre la mesa el afamado rockstar, Gustavo Cerati, en la fuerza natural que a todos nos lleva -irremediablemente- en volver al camino de nuestro ser, en vernos cada día figurados en un espacio difuminado por insensibilidad, caos monumental, mares inquietos y alguna que otra realidad aparentemente fugaz.

 

Por ello en esta columna introductoria quisiera escribir de manera muy breve de mi influencia musical, aquella disciplina y arte que me ha dejado tantas enseñanzas y que es el ruido que ha enseñado a generaciones a entender sus propias realidades.

 

No es casualidad que tantos grandes músicos contemporáneos, provengan de Argentina, aquella tierra fustigada por guerras, dictaduras y desapariciones. Ellos, han sabido retratar a través de la guitarra eléctrica y voces apabullantes lo que les ha salido del corazón, dice el mítico Pity Álvarez: “somos indios latinos con guitarras eléctricas y comunicados a través de internet”; en una fusión de costumbres latinas marcadas por la conquista, el resentimiento al imperialismo y una marcada pauta hacía la justicia social, los argentinos han fundido en su amor por la guitarra eléctrica y voces melodiosas todo ese enervante capitalismo con sus propias costumbres; Fito Páez lo hizo con “yo vengo ofrecer mi corazón”, enclavado en una tierra europea esnob como lo es París, compuso esa pieza magistral, acaso prócer del tango moderno argentino. 

 

Ahí tenemos a grandes relatores de la vida argentina como Charly García y Luis Alberto Spinneta, mismos que dejaron ideas claras y una escuela histórica para que nacieran músicos tan gigantes como Cerati, Fito Páez, Calamaro y tantos más. Incluso me atrevería a señalar a Bzrp como un referente de aquella mezcla entre el consumismo atrevido del rap y una ligera protesta contra el monopolio de Kanye West, Eminem, Dr. Dre y sus kardashians siliconadas a sus costados.

 

Evidentemente, en México tenemos nuestros referentes, sin embargo, muy a pesar de la opinión popular, las oportunidades se han visto reducidas a puñados de individuos que tienen ideas muy dispersas de los relatos de ese concepto que propuso Karl Popper como “la vida indignada” y que posteriormente Carlos Monsiváis tropicalizo en el término “la vida latinizada”. Sí, yo sé debemos citar al rock urbano mexicano con referentes como Rockdrigo González, el Haragán, Charly Montana y hasta el defenestrado Saúl Hernández, sin embargo, la realidad es que en términos musicales y liricos se han quedado cortos para dejar herencias contundentes de todo lo que sucedió y sigue pasando en nuestro país.

 

Acerca de todas estas ideas hablaré en el futuro, por ahora, quiero dejar en claro que estas intervenciones se fundamentarán en gustos personales; es probable que haya muchos que disentirán de esto, en hora buena, las diferencias siempre son propicias para entender el contexto en el que vivimos.

 

Bienvenidos sean a este viaje de filosofía barata y zapatos de goma donde todo puede ser una desastrosa verdad y al mismo tiempo una hermosa mentira.

 

Hemos vuelto.

 

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