En la escuela, los negocios, en la vida misma debemos saber hacia dónde vamos; y no me refiero a quitarle la magia a los momentos espontáneos, esos pasan y la sorpresa siempre es motivo de emoción, incluso de buenos recuerdos –y yo diría– que hasta parte del show y del sabor de la vida, pero de eso a vivir como hoja que empuja el viento y encima esperar que nos vaya bien, eso no.
Por condiciones culturales, muchas veces a los latinos nos cuesta trabajo ser ordenados y previsores, esto derivado del contexto en el que nos hemos movido y las condiciones naturales tan favorables con las que contamos en la mayoría de las ocasiones: tierra fértil, buen clima casi todo el año, variedad de ecosistemas y mucha creatividad para de forma jocosa salir del paso.
Mientras los países nórdicos y una gran cantidad de lugares con climas extremos y con pocos meses de productividad, planifican y esquematizan sus procesos, los latinos solemos confiarnos del día a día, de que ahí mañana se verá.
Esto malamente lo hemos traducido al plano de los negocios, y aunque muchas veces nos funciona o vendemos bien, no quiere decir que eso sea lo más sano.
Imagina que vas a ir a un concierto, ok, es pandemia, ¡pero imagínalo!, no compraste los boletos con tiempo y llegas al lugar y ya no hay de la zona que querías, como es tu banda favorita terminas por comprar uno a algún revendedor a un precio de zona preferente pero es en gayola, como tampoco planeaste tu día no pudiste comer y tienes hambre pero ya no tienes dinero porque lo ocupaste en el boleto, hasta atrás no puedes ni tomar buenas fotos para tu face y por si fuera poco, al salir está lloviendo y no previste el llevar un paraguas.
Tal vez digas, eso como quiera, pero imagina que así es todo en tu día a día, tu comida, los gastos, el trabajo, la escuela, los pagos… todo un caos y una incertidumbre, y sobre lo que no se tiene un panorama claro, poco puede hacerse para optimizarlo.
En los negocios pasa igual, el no tener definido lo que quieres hacer, cuánto piensas vender, a quién se lo vas a ofrecer, cuál es tu costo de operación y así sucesivamente, puede traerte complicaciones; creer que te va muy bien porque ese día tuviste lo necesario o vendiste mucho no es garantía.
Suele ser complicado, pero es mucho mejor gestionar adecuadamente cualquier cosa de tu vida para que aproveches al máximo y sin tanto estrés, ni costos extras en cada proyecto.
Comienza por cosas básicas como por ejemplo, saber qué tienes en el inventario y comienza a hacer una estrategia de venta de eso para no tenerlo acumulado, recuerda, producto parado es dinero perdido; planifica por semanas, quincenas o meses las temporadas fuertes y sobre ello elabora un plan de acción: compras a proveedores, promociones, contingencias, caja chica, flujo de efectivo, visita a nuevos clientes, servicio postventa.
Y como siempre he dicho que los negocios se hacen por personas, comienza por ti, planifica a qué hora te despertarás, qué te pondrás al otro día para no perder tanto tiempo, haz una lista de actividades y ve palomeando cada una para liberar estrés y evitar tiempos muertos, dedica un momento determinado a las redes sociales y a todo lo que tenga que ver con cosas que te distraigan.
Enfócate y poco a poco lo harás un hábito, para que pronto, con visión clara, plan de negocios elaborado, mucho entusiasmo y nuestros tips de cada columna puedas ser un exitoso… UNIVERPRESARIO.
