Pese a que las agencias de autos sigan vendiendo vehículos de alta gama, las agencias de viajes sigan vendiendo viajes de placer, las firmas de productos exclusivos se mantengan: la realidad para México y la región es que vivimos un preocupante fenómeno de empobrecimiento que crece y crece con prisa y sin opción.

 

La pandemia sorprendió al mundo y lo colocó en el escenario frágil tal cual es.

 

Y por si no fuera suficiente, la decisión del presidente Putin de mostrar su poderío invadiendo a Ucrania desencadenó un problema mundial que a 2 años de distancia tiene al mundo a las puertas de una recesión mundial.

 

De acuerdo a datos de la Cepal (Comisión Económica para América Latina) a partir de que se desencadenó la pandemia del coronavirus, el número de pobres en la región latinoamericana se disparó a 209 millones, 22 millones más de los que se tenía registro en el 2019.

 

Y de estos 209 millones de pobres, el 12.5 por ciento están declarados en pobreza extrema y el 33 .7 por ciento en pobreza.

 

Lo más preocupante de este fenómeno y que enciende las luces de alerta, es que de estos 209 millones de pobres, el 14 por ciento están pasando de 1 a 2 días con el estómago vacío sin alimento.

 

Y con estos datos, los mandatarios todavía nos dicen que “vamos bien”, que no hay que temer.

 

El panorama en sí abre la puerta a un grave problema social que se convierte en una bomba de tiempo que en cualquier momento puede estallar.

 

Con este panorama confirmamos la definición del presidente López Obrador cuando afirma que “este pueblo es noble y sabio” con todo y que ve despilfarros y pierde expectativas para mejorar su situación que cada día retrocede más y más.

 

Y lo peor, dicen los especialistas, todavía no llega y está por venir.

 

Diagnóstico que se asoma con el análisis de lo que se vive en el mundo, en países de Europa como España, una inflación del 10.2 por ciento anualizada de junio a junio. Se trata de la más alta de los últimos 37 años.

 

En Estados Unidos ésta se disparó en junio al 9 por ciento, la más alta de las últimas 4 décadas.

 

Y del 7.99 por ciento en México, a niveles de hace 21 años.

 

Estos disparos, al menos en México, ya comenzaron a manifestarse por ejemplo en el mercado de los refrescos y las cervezas, según se concluye de la caída en la demanda. La gente no está comprando el mismo volumen de bebidas envasadas.

 

Las filas en las cajas de las tiendas de autoservicio ya son cortas y rápidas porque la gente está comprando la mitad de los productos que compraba antes.

 

Y esto porque por ejemplo, mientras el litro de aceite aproximadamente costaba 28 pesos, hoy éste ya va en los 48.

 

El litro de leche pasteurizada de 18 se disparó a 32 pesos.

 

Niveles de encarecimiento que no toda la población puede enfrentar y se ve obligada a moderar sus pretensiones de artículos para consumo, de limpieza, de aseo.

 

El kilo de aguacate ha estado hasta en 140 pesos y cuando comenzó la pandemia estaba en 30 pesos.

 

El kilo de plátano hoy anda por los 29 y 32 pesos, y antes de la pandemia estaba entre los 11 y 13 pesos.

 

En fin, todos y cada uno sabe lo que costaban los productos antes y lo que cuestan hoy, frente a un salario que en algunos casos se mantienen sin alzas, y otros asumen ganar la mitad a partir del momento en el que se inventó el “home office”.

 

Una población empobrecida de esta forma, hacia donde se conduce y qué espera, es la gran interrogante.

 

POBLANOS EN EL MUNDO

 

La propia crisis plantea la necesidad de revisar cómo trabajamos y cómo nos preparamos, tema totalmente diferente a la capacitación y aprendizaje que se ofrecía hasta el 2019.

 

Por eso es sumamente importante la celebración de foros como el Tercer Congreso Internacional de Facilitadores de América Latina que tendrá lugar en Argentina, al que asiste como ponente la poblana Lia Lichtle Espinosa para hablar sobre las tendencias del aprendizaje experiencial y las innovaciones con las que se podrá trabajar.

 

APOYEMOS

 

Hoy en este espacio en plena temporada de chiles en nogada lo invito a encargar su platillo a las hermanas Clarisas de Puebla Centro Oriente, que están en la 4 Oriente 406.

 

Ellas necesitan allegarse recursos a través de la elaboración de sus recetas, y ofrecen sus chiles a 180 pesos para entregar sábados y domingos, encargándolos de lunes a viernes al 2222 328463.