Sábado, 20 de Abril del 2024
Martes, 31 Agosto 2021 03:04

Jugar a las vencidas con un gobernador

Jugar a las vencidas con un gobernador Escrito Por :   Arturo Rueda

La gota que derramó el vaso fue un encuentro de capacitación realizado en Tecamachalco, en donde apareció Evangelista respaldo por Pablo Salazar. El delegado del CEN dice que no lo invitaron, sino que se apareció, pero lo cierto es que hubo un cálculo erróneo: esa presencia despertó de nuevo el aborrecimiento.


 

Jugar a las vencidas con un gobernador siempre ha sido un pésimo negocio. Se le puede ganar una, hasta dos, pero las probabilidades indican que a la tercera te aplastará. Y literal eso ocurrió ayer con el golpe que dio el TEEP al dejar fuera, de momento, a Carlos Evangelista del Congreso local.

 

Lo que se había arreglado después de la elección volvió a desarreglarse por la insistencia en jugar a las vencidas con el gobernador. Un juego absurdo e innecesario que tiene un contexto: el desafío por retener la dirigencia de Morena aliado a personajes impresentables como Pablo Salazar Vicentello.

 

 

La historia del nuevo desencuentro se ha vivido tras bambalinas, lejos de los reflectores.

 

Terminada la elección, como parte de la política de reconciliación, Barbosa se reunió con Evangelista y Edgar Garmendia para cancelar odios y rencores. Todos acordaron trabajar en común, pero Evangelista tenía la mira puesta en convertirse en presidente del Congreso local.

 

Pero Barbosa ya tenía un favorito desde hace tiempo: Sergio Salomón Céspedes, el edil de Tepeaca, a quien caracteriza un amplio oficio político. Incluso, para abrirle paso, el gobernador envió a Nora Escamilla al PT.

 

El grupo del gobernador ya tenía mayoría para impulsar a Salomón Céspedes, pero el gobernador hizo dos adquisiciones de última hora. La joven Xel Arianna se fue al bando barbosista después de resolverse un problema de plazas, y el traidor profesional de Iván Herrera hizo lo que mejor hace: traicionar.

 

 

A Evangelista los números ya no le daban para pelear la coordinación a Salomón, y en vez de negociar, entró en resistencia de la peor forma posible: reviviendo al cadáver político de Pablo Salazar Vicentello, quien se autonombró como coordinador de municipios.

 

La gota que derramó el vaso fue un encuentro de capacitación realizado en Tecamachalco, en donde apareció Evangelista respaldo por Pablo Salazar. El delegado del CEN dice que no lo invitaron, sino que se apareció, pero lo cierto es que hubo un cálculo erróneo: esa presencia despertó de nuevo el aborrecimiento.

 

Evangelista volvió a doblar la apuesta al trazar un plan para mantener la dirigencia de Morena tras comprobar que Edgar Garmendia ahora comía de la mano del gobernador. Y es que… ¿quién no quiere comer de la mano del gobernador?

 

 

Ese plan incluía colocar a Aristóteles Belmont como secretario de Organización y luego hacerlo delegado con funciones de presidente.

 

Convencido de que no había entendido, comenzó a trazarse el plan para dejar a Evangelista fuera del Congreso mediante la resolución del TEEP en materia de plurinominales.

 

Así se ejecutó ayer: al darle a Morena otra curul con la victoria en la mesa de Melissa Jauli, el efecto en la sobrerrepresentación es sacar al ‘pluri’ dos de la jugada.

 

El equipo jurídico del CEN de Morena estaba avisado y por ello promovieron sendos JDC ante el tribunal federal que obligaran al TEEP a fallar con celeridad, todo con el objetivo de que hubiera tiempo suficiente para impugnar de nueva cuenta.

 

Y aunque la diputación local de Carlos Evangelista se encuentra en manos del Tribunal Electoral federal tras el golpe de ayer, un cálculo político básico indica que el delegado del CEN de Morena volvió a equivocarse.

 

La guerra perpetua no conduce a ningún lado, y aunque es cierto que el TEPJF puede devolver las ‘pluris’ a Morena y restituir a Evangelista, el enfrentamiento político con el gobernador, otra vez es muy real.

 

Tan real como innecesario, pues no se juega a las vencidas con un gobernador. Las posibilidades de perder son de 99.9 por ciento. Y si de milagro se le gana en ese .1 por ciento, el costo es altísimo en la siguiente mano.

 

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