Luego de la sentencia del TEPJF que le dio a Morena cinco diputaciones plurinominales en el Congreso local, las alarmas saltaron: en un recuento a vuelo de pájaro, el grupo de Carlos Evangelista tenía las curules suficientes para disputar a Sergio Salomón la coordinación del grupo parlamentario, y por tanto, la presidencia del Congreso local.

 

El primer análisis fue que, al contar con 16 diputados, el peor escenario era que en una votación interna de la fracción hubiera un empate 8-8 o un cerradísimo 9-7 en favor del ex edil de Tepeaca. Así que la primera reacción fue regresar a Guadalupe Yamak a Morena —había sido enviada al PT—y así tener un voto más.

 

Pero todo resultó un round de sombra: Salomón ganó por un amplísimo 12-5 y redujo al mínimo las pretensiones de ese grupo que cuenta con el apoyo de Mario Delgado. O eso se cree porque la traición vino de dentro: Tonantzin Fernández merece ser coronada como la reina de las puñaladas traperas.

 

En efecto: Tonantzin fue una de las que traicionó a Evangelista, pese a que, tras perder la designación por la alcaldía de San Pedro Cholula, hizo berrinche y fue rescatada en la lista pluri por intervención de Mario Delgado. Su apoyo, en esa circunstancia, se suponía firme, pero no se molestaron en confirmarlo, lo que resultó un error catastrófico.

 

Tonanzin pintó su raya desde que no acudió con el grupo a recibir su constancia de mayoría en el IEE un día después del fallo. No hay foto de ella con el resto de los pluris. Cuestionada, adujo que “llegó tarde”, pero en realidad ya se encontraba en negociaciones para volver al redil barbosista.

 

Otro voto menos de los ocho previstos fue el de Xel Arianna, la joven diputada del Distrito 11, quien un día sí se declaraba barbosista y otro evangelista. Todavía el sábado acudió a un curso de formación para legisladores, y ahí volvió a comprometerse con el delegado del CEN para formar parte de la asonada vs Salomón. Pero traicionó. O en realidad sólo acudió de espía.

 

 

Finamente, la última cruz la puso el armentista Eduardo Castillo que ahora afirma “no tener dueño”, pero que se identifica por años con Alejandro Armenta. El diputado electo por el distrito de Acatlán también había comprometido su voto contra Sergio Salomón, pero el ex edil de Tepeaca decidió operar directo con el senador.

 

Ahí se arregló el voto de Castillo, pero también una vinculación más directa con el grupo Tepeaca. El edil electo de ese municipio, Pepe Huerta, es el primero que participa directamente y abiertamente con Armenta, pues organizó y acompañó la presentación del libro plagiado sobre los azúcares y se hizo cargo de todo allá.

 

 

Entre traiciones y operación, Sergio Salomón le quitó tres votos a Carlos Evangelista. Por eso, cuando el delegado del CEN propuso una votación y presentó como candidato a coordinador a Edgar Garmendia, no tuvo problema en aceptarla: ya tenía tres votos más, y además el regreso de Lupita Yamak.

 

De los 17 integrantes del grupo parlamentario, 12 votaron por Sergio Salomón que se impuso mientras Evangelista no entendía lo que había pasado, por lo que pidió otro recuento. Del coraje, ni siquiera se quedó a la foto oficial, aunque el resto de su grupo sí.

 

Ver para creer: Tonantzin es más traicionera que Iván Herrera, que sí cumplió en quedarse en el evangelismo.

 

Ahora vendrán las consecuencias, pues ese grupo, tras la derrota, muy probablemente será marginado a comisiones poco relevantes.

 

 

Salieron mal las cuentas o sobraron los traidores.

 

Ya cada quien tendrá su versión