Es la frase que Claudia Rivera Vivanco ha cincelado por cada rincón con el objetivo de dinamitar, por lo menos en el arranque, la gestión del nuevo alcalde. Su objetivo es obstaculizar la corrección del rumbo. Directamente boicotearlo. Meterlo a la pesadilla sin margen de maniobra.

 

Para eso saqueó el erario en las últimas semanas con compras de pánico, bacheos inexistentes y obras exprés que no podría inaugurar.

 

Supuestamente le dejan en caja 750 millones de pesos para los restantes 75 días de gobierno. Es supuesto porque la cifra no ha sido corroborada por la administración entrante.

 

Si no hubiera nómina y prestaciones de fin de año tendría 10 millones diarios para gastar, pero restando eso, la cantidad es ínfima.

 

Según el ex regidor Jacobo Ordaz, es muchísimo menos dinero. El dinero en bancos no llega a los 200 millones.

 

Al terminar la recepción de la Seguridad Pública, el alcalde dijo que prefería esperar hasta entrar a Tesorería y tener los estados de cuenta.

 

 

Tanta incertidumbre financiera hay que están listas líneas de crédito bancarias para arrancar la ciudad desvencijada, sucia, derrotada, que le entregan.

 

Otra parte de la maniobra de boicot es crear un nuevo sindicato con sus cien basificados, pero para más detalles debe leer Palabras Mayores de Héctor Hugo Cruz.

 

Este día lo van a arropar los dos padrinazgos que lo custodian: el ala yunquista de Acción Nacional, casi segura la presencia de Margarita Zavala y Josefina Vázquez Mota.

 

Su otro padrinazgo es Miguel Ángel Osorio Chong, quien cabildeó que la plana mayor tricolor acudiera al Centro Expositor tras el desánimo de Alito Moreno, quien sólo le pidió una cosa a Lalo, pero no le cumplió: darle una buena posición a Pepe Chedraui. 

 

Se trata del primer gobierno del PRIAN en Puebla y su eficacia está a prueba.

 

En 2011, Lalo recibió de Blanca Alcalá una ciudad caminando, en marcha, limpia y ordenada.

 

En 2021, una década después, Eduardo recibe una ciudad devastada.

 

La apuesta inmediata es contener el ambulantaje y reducir el nivel de inseguridad.

 

La primera es chamba de Jorge Cruz Lepe y de Enrique Guevara, quienes tienen como primer logro una tregua de tres días para que el ambulantaje dé una prueba de buena voluntad para entrar a un reordenamiento.

 

Veremos si las organizaciones cumplen, así como miles de comerciantes informales difuminados por toda la ciudad.

 

La otra apuesta es la designación de María Consuelo Cruz Galindo como titular de Seguridad Pública municipal. Una designación que se basa en la confianza que el edil tiene en ella, pero que parece un nombramiento al vapor luego de una larga evaluación que condujo a varios callejones de salida.

 

Cruz Galindo, aunque proviene del Ayuntamiento 2011-2014 en tiempos de Amadeo Lara Terrón donde ejerció como Directora Jurídica de Seguridad Pública, no tuvo una salida cordial por pleitos con un grupo de regidores panistas.

 

Salió de pleito, desapareció del mapa y ahora regresa a una dependencia dinamitada.

 

La nueva titular de SSC tiene más perfil de abogada que de policía, aunque en su presentación se le destacó como experta en operativos. ¿De dónde sale ese expertis?

 

¿No se habrá equivocado Lalo, o en realidad habrá alguien detrás de ella?

 

¿Nunca llegó el aval que pidió en Seguridad Pública federal?

 

¿Trae un equipo capaz de revertir la situación?

 

Las dudas son razonables y la ventana de tiempo para revertir una ciudad devastada es corta.

 

Pues sí: bienvenido a la pesadilla.