El Partido Revolucionario Institucional (PRI), conocido en otras eras como el Imperio Galáctico, enfrenta desafíos cada vez mayores a medida que se acercan las elecciones. Su falta de perfiles políticos, así como la disminución de su militancia, lo han dejado en una situación preocupante. Pareciera que en las próximas elecciones del 2024 tendrán que ceder la mayoría de sus posiciones al Partido Acción Nacional (PAN) si desean mantener la alianza, como lo hicieron en la pasada contienda. Pero, ¿a qué precio?

En tiempos pasados, el PRI era el dueño indiscutible del panorama político poblano, pero ahora se encuentra en una situación similar a la de un droide protocolar averiado, sin rumbo fijo y sin el encanto que alguna vez tuvo, los más importantes perfiles tricolores se han cambiado de lado seducidos por el control de la fuerza política que tiene el partido en el poder, la alianza rebelde que consiguió apoderarse del escenario político y no piensa soltarlo.

Ahora solo les queda voltear a ver al viejo enemigo de otras batallas y nuevamente aliarse con él en una búsqueda desesperada de permanencia. Aceptar tales condiciones y apoyar a candidatos que antes deploraban es algo verdaderamente lamentable para el priismo. Es como si Darth Vader se viera obligado a ser el fiel escudero de Jabba The Hutt.

La alianza entre el PRI y el PAN se establece como una estrategia desesperada para enfrentar la ola electoral del Obradorismo, esa que arrasó con todo en 2018, siguió su camino en 2021 y amenaza con repetir la hazaña este 2024. Sin embargo, esta alianza no les asegura nada más que una fugaz esperanza de resistencia. Es como si una flota de viejas naves cazarrecompensas decidiera aliarse con el lado oscuro de la Fuerza en un intento desesperado por vencer a la poderosa república. ¿Será esta unión suficiente para evitar su desaparición en la historia política de Puebla?

El PRI se encuentra en un callejón sin salida, rodeado de jedis morenistas que se alzan como la mejor opción en estas elecciones. En este juego político, el PRI se ve opacado por la fuerza imponente y carismática del máximo representante de Morena. Mientras tanto, los líderes priistas tratan de dominar la Fuerza política, pero sus intentos son tan torpes como los movimientos de un aprendiz de sable láser.

Y por si fuera poco emergen en esta historia dos personajes que están terminando de llevarse a sus bandos a los pocos militantes y personajes políticos que vestían aún las ropas tricolores, dejando desahuciado el edificio de la Diagonal.

En este escenario intergaláctico, el antes ‘partidazo’ se enfrenta a una disyuntiva: ¿aceptarán su destino y se convertirán en meros espectadores de su propia decadencia, o encontrarán una nueva esperanza en las profundidades del espacio político? La tragedia parece estar escrita para los anales de la historia.

Mientras tanto, en medio de esta saga política, los ciudadanos observan desde las gradas, listos para celebrar o lamentar el destino del PRI. ¿Se convertirá el PRI en una reliquia más de tiempos pasados?

Que la Fuerza los acompañe... ¡Lo necesitarán!