Cuando críticos, asesores informales y colaboradores le estaban exigiendo un golpe de timón estratégico en su campaña para recuperar posiciones perdidas en las encuestas, la candidata opositora Xóchitl Gálvez Ruiz se fue a las catacumbas del PRI, del viejo PRI populista y garante del neoliberalismo, para comenzar a presumir una alianza nada menos que con la precandidata que estuvo a punto de derrotarla: Beatriz Paredes Rangel.
Pero la peor parte del mensaje político estuvo en el contenido: Gálvez celebraba la ley agraria del 6 de enero del presidente Carranza que se aprobó para repartir la tierra que el porfirismo apropió para sus aliados y para fundar el ejido como unidad comunitaria campesina; sin embargo, la candidata opositora se olvidó de que esa ley había sido reformada en el 27 constitucional nada menos que por Salinas de Gortari para privatizar el ejido y terminar con la reforma agraria de la Revolución Mexicana y que una de las piezas clave para esa reforma de su contrarrevolución neoliberal fue nada menos que Paredes Rangel, primero como líder influyente en la CNC, luego como gobernadora de Tlaxcala como entidad campesina y finalmente como secretaria general del PRI para mantener controlados a los priistas.
En este contexto, la candidata Xóchitl enredó los espacios políticos de la candidata Gálvez Ruiz y la alianza con Paredes Rangel afecta más a la candidata Xóchitl que a la priista derrotada en una competencia inexistente y que venía cerrando su ventaja sobre la puntera senadora de la bicicleta y el casco. De malas maneras y con malas mañas, la dirigencia nacional priista de Alejandro Moreno Cárdenas tardó varias horas en convencer a la senadora Paredes Rangel de retirarse de la competencia interna porque se trataba de una farsa que quiso ocultar el dedazo ya pactado: las candidaturas al PRI en el Estado de México y Coahuila, a cambio de cederle al PAN las candidaturas de Ciudad de México y la presidencia de la República.
Antes que una nueva estrategia de campaña o de un golpe de timón en el discurso político ideológico de su candidatura, Gálvez Ruiz mandó con Paredes Rangel un mensaje del pasado a los potenciales votantes jóvenes que nacieron en el país desde el 2000 y que en teoría pudieran inclinar la balanza electoral, pero sólo si alguna candidata tuviera un mensaje novedoso y no acudir a las catacumbas del PRI a revivir algunas de las momias políticas que ya habían sido repudiadas por los electores, como la derrota dos veces de Paredes Rangel como candidata del PRI al gobierno de la capital de la República.
La figura de Paredes Rangel --lastimada, además, por enfermedades que afectan su capacidad motriz-- y el mensaje de la ley del 6 de enero que Salinas, el salinismo neoliberal del PRI y la inexistente Confederación Nacional Campesina nada tienen que decirle a las comunidades urbanas de votantes que están buscando nuevos mensajes para el desarrollo con bienestar personal y no el rescate de figuras que representan todo el deterioro del campo y los campesinos como incumplimiento de los compromisos de los gobiernos y políticos de la Revolución Mexicana con aquellos que consolidaron la revolución campesina y le dieron esencia a la lucha contra el porfiriato acaparador de tierras.
Lo que no se sabe, en realidad, es si la candidata Xóchitl fue obligada por la candidata Gálvez Ruiz a respetar los pactos oscuros del PAN con el PRI en torno a la candidatura del anterior Frente Amplio y hoy de coalición “fuerza y corazón por México”. Esta referencia lleva a preguntarles a la candidata Xóchitl y a la candidata Gálvez Ruiz si la figura de Paredes Rangel sacada de las catacumbas el viejo PRI es parte del nuevo mensaje que le están pidiendo a la abanderada opositora para enfrentar a la candidata del régimen de Morena.
En los hechos, la inmersión de la candidata panista Xóchitl Gálvez Ruiz a las catacumbas del PRI para salir de las cavernas con la figura de Paredes Rangel representa un regresivo golpe de timón político, ideológico y estratégico que requería la abanderada opositora y dejó la imagen de una aspirante presidencial de la oposición que depende de los vicios y experiencias del viejo PRI o si fue un acto de definición personal de la verdadera Xóchitl en modo priista.
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Política para dummies: La política no es antídoto contra la memoria; al contrario, es su congruencia.
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