¿Qué hemos hecho con el planeta?
¿Seguimos en la terca esperando en que sea el de enfrente y el que viene, el que se encargue de corregir el rumbo?
Entre ignorancia, falta de visión y egoísmo, seguimos cometiendo imprudencias y ya estamos pagando las consecuencias de tanto castigo al medio ambiente.
Por ejemplo, llegó el otoño y más que saludarnos con vientos y temperaturas menos cálidas, arribó con temperaturas muy altas que más que disfrutarlas pareciera que son un castigo, aunque muy temprano y al caer la noche descienda la temperatura.
El recrudecimiento de las altas temperaturas se ha convertido en tema de las naciones que ya están alertando sobre una sequía prolongada por falta de lluvias que están provocando la pérdida de cosechas, fenómeno que influye en el encarecimiento de los comestibles.
Es más, México cada vez tiene que importar mayores volúmenes de perecederos y cárnicos porque los que se producen en nuestro territorio no alcanzan para que comamos todos.
Desde luego que no se trata de un problema de México, el déficit en la producción alimentaria se extiende a muchas naciones, incluso ha obligado a los sabios de la tecnología a comenzar a trabajar –y con buenos resultados– los alimentos generados en impresoras 3D.
Sobre esta opción surgen un sinfín de cuestionamientos.
¿Reproducen el mismo sabor?
¿Aseguran la misma riqueza de nutrientes?
¿Serán accesibles para cualquier bolsillo?
¿Así se tendrá que alimentar el hombre en el futuro?
Mientras hay respuestas, por ejemplo, el Consejo Nacional Agropecuario levanta la voz para demandar apoyo.
En los pueblos originarios siguen sus rituales al pie de la letra para que se haga presente la lluvia que cada vez es menos frecuente y más escasa.
Las presas mantienen el mínimo de almacenamiento de agua.
Y con todo este panorama, ha faltado impulsar técnicas para aprovechar el agua de las escasas lluvias.
En los centros laborales, de estudios y públicos se mantiene un lamentable desperdicio.
Y en los hogares con todo y que ya hay lamentaciones por su escases, por lo caro de las pipas, poco o nada se hace para aprovecharla, reutilizarla.
En algunos colegios se ha inculcado y se debe de generalizar el aprovechamiento, por ejemplo, del agua de la regadera que se va al caño y que debe de captarse colocando una cubeta en la bañera para almacenarla mientras esperamos el nivel de calentamiento para asearnos.
En forma muy rudimentaria debemos aprovechar la lluvia para usos de limpieza, hasta aprender a lavar los trastes con un mínimo de líquido.
No seguir sustituyendo a la escoba para barrer banquetas y patios con el chorro de la manguera y acomodarse a limpiar los vehículos con una sola cubeta de agua, que se puede muy bien.
Son tantos y tantos los recursos que hay que poner en práctica para no desperdiciar el vital líquido que hay que preocuparse por comenzar en primera persona antes de que se llegue el día en que tengamos que arrebatarnos un vaso o una cubeta con el preciado líquido.
Las ultimas
¿Melón o sandía?
¿Cara o sol?
Juéguele como mejor le plazca, el arrebato político es lo de hoy y las deslealtades son la constante.
Finalmente se impondrá el dedo divino, solo cabe una interrogante
¿De la mano de quién?
De la que posee el famoso bastón de mando, o de quien lo entregó.
Con lo que pasó el fin de semana en MORENA en Puebla –como en muchos otros lugares– está claro que ni encuestas, ni consejos políticos, ni nada. Será la voluntad de quien carga o ha cargado el bastón, pese a que el INE obligó a hacerlo de lado.
Lo bueno del proceso es que –ya estaba visto– vino a mover la economía, a generar empleos aunque sean temporales, y a mover negocios proveedores de servicios de producción de radio, televisión, editoriales y promocionales que representan una amplia gama y logran reactivar círculos de la economía.
