Monday, 29 de April de 2024


De tomarse en cuenta




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Detesto enfrascarme en un tema, pero es que el empobrecimiento que se está acelerando en nuestro país tiene muchas aristas.

Es el caso de cientos de niños de las zonas populares de la ciudad de Puebla, que usted ve a cualquier hora del día deambulando por las calles, jugando, cargando a un hermanito, suplicando la oportunidad de barrer, cargar, lavar trastes, justo cuando los niños en edad escolar ya regresaron a la escuela.

 

 

¿Qué pasa?

 

 

Ellos confiesan que en su casa no alcanzaron a reunir el importe de la cuota que hay que pagar para quedar inscritos en un plantel oficial.

 

 

En algunos casos el presupuesto alcanzó para pagar la cuota de uno, y en los más para ninguno.

 

 

Hay que recordar que las cuotas las fijan las direcciones de los planteles con la directiva de la sociedad de padres de familia para reunir el presupuesto que se requiere en cada caso para el mantenimiento del plantel.

 

 

La cuota se tiene que pagar en su totalidad, no se aceptan abonos.

 

 

¿Cuál será la historia que estas docenas y centenares de niños escribirán?

 

 

Algunos escolares y sus atribulados padres consideran que ya perdieron el año.

 

 

En otros casos refieren que hasta ahí estudiaron, y que es sólo cuestión de esperar una oportunidad para que se pongan a trabajar porque el presupuesto familiar no alcanza ni para comer dos veces al día, lo que ya consideran un lujo.

 

 

¿Qué podemos esperar de esta situación?

 

 

La escena de los niños sin oportunidad de regresar a la escuela se repite en todas las zonas populares, siempre localizadas a unos pasos de las primeras calles del Centro Histórico, de las colonias residenciales y de las más exclusivas como Angelópolis.

 

 

Se imagina usted ¿escuela o comida?

 

 

Y lo peor del caso es que la comida es sin leche, sin carne y ahora hasta sin huevo porque estos ya se convirtieron en un lujo y sólo alcanza para ir a comprar uno o dos para comer cinco, por ejemplo.

 

 

¿Cuál es el futuro de este país?

 

 

¿Cuál es nuestro futuro para quienes tenemos la bendición de comer tres veces al día y hasta con dos colaciones por recomendación de los nutriólogos?

 

 

Algo va a pasar, y de esa, nadie nos vamos a escapar, ni los funcionarios rodeados de guardaespaldas en sus camionetas blindadas, ni quien apenas obtiene ingresos para comer y mandar a sus hijos a la escuela, ni los líderes que se promueven comilonas multitudinarias a cambio de una cuarta parte del salario de sus representados.

 

 

Por lo pronto cabe la pregunta ¿podría haber un replanteamiento de las políticas públicas para hacer efectiva la promesa del “derecho a la educación gratuita”?

 

 

Ojalá que esta escena de los niños en la calle en horarios y días de clases sea temporal y que se abran las posibilidades de que regresen a las aulas.

 

 

Las exigencias de cuotas y enormes listas de útiles escolares deben moderarse.

 

 

Los tiempos obligan a replantear las formas de vida y más nos vale entenderlo y actuar en congruencia.

 

 

¿Usted qué opina?

 

 

La oportunidad de seguir conviviendo en paz es salvable anteponiendo la prudencia ante los días difíciles que resultan de ese vergonzoso crecimiento del 1.8 en un trimestre.

 

 

 

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