Friday, 03 de May de 2024


Gali es el más propenso a la derrota




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La política no es de cursilerías ni de sueños románticos, si así fuese Romeo y Julieta con su inmenso amor habrían logrado ser monarcas de Inglaterra o de Verona.

En una elección constitucional las cosas son diferentes, los candidatos tienen sabido que su menú se compone únicamente de dos sopas: victoria o derrota. Y aunque no lo digan, en lo profundo de su ser deben existir presentimientos, cosquillas o intuiciones que los coaccionan en mayor o menor medida hacia lo segundo.

 

 

¿Qué presentimiento tendrá, por ejemplo, José Antonio Gali Fayad en sus noches calladas a propósito de una eventual derrota? ¿Qué cosquillas sufrirá Enrique Agüera cuando en su soledad e inteligencia le da al fracaso el porcentaje que merece? Ninguno debe aceptarlo públicamente. No pueden ni deben, es pecado; pero la posibilidad saben que está latente, que los acecha como un chacal o como un demonio, como una pesadilla en la calle del infierno.

 

 

Analicemos a cada uno de los dos en lo particular. Existen factores externos que juegan contra Tony Gali y que debemos considerar si queremos ser realistas. Los dos que citaremos son mortales y venenosos en estos tiempos, y pueden negarle el triunfo; uno, el gobernador Rafael Moreno Valle; y dos, la vampiresa encerrada en su sarcófago Elba Esther Gordillo. Tony en lo profundo de su ser debe calcular que los dos juntos o cualquiera de ellos puede arrastrarlo al despeñadero.

 

 

Sabe, o debería saber, que su destino depende más de éstos dos personajes que del número de votos que pueda meterle a las urnas. No es culpa suya que las cosas sean así. Tony parece un tipo honesto, un hombre bueno. Pero la maldita coyuntura por la que navega el gobernador con el espectro de Elba Esther a cuestas no le favorece. Es una maldición, una desgracia suya lo que ocurrió con La maestra.

 

 

Las encuestas publicadas por algunos medios locales lo ubican debajo de Agüera; eso no es grave porque la coalición Puebla Unida que aglomera al PAN, al PRD y a los demás partidos satélites se sitúa de forma extraordinaria en la aceptación de la gente; digamos que una cosa compensa a la otra; lo delicado del asunto son los factores externos que vulneran su atracción de sufragios. Ese es su punto vulnerable: Elba Esther y Moreno Valle. La derrota está latente y lo sabe, debe soñarlo.

 

 

Enrique Agüera no está vacunado contra la enfermedad del fracaso. Los números en votos deben salirle bastante bien. Pero qué pasa cuando imagina fotografías suyas en campaña en interiores de jets, de shopping en EU o en Europa, con su cuadra de pura sangre, en sus haciendas y yates. No me consta, sin embargo han circulado en las redes sociales tantas cosas de él revelando su inmensa fortuna que me hace dudar de su honestidad. ¿Los resultados de las encuestas variarán si su oponente echa mano de su lado oscuro y sombrío? Es posible. ¿O conservará su ventaja? Es probable. Agüera, lo mismo que Tony, puede comer también de la sopa de la derrota.

 

 

No lo aceptan ni lo aceptarán, no al menos mientras los resultados en urnas no se consuman; sin embargo en sus ratos de soledad, de insomnio, de tristeza, de ocio; en lo profundo de su ser, deben saber que la victoria y la derrota son posibles; pero también que de los dos, en este momento, el más propenso a comer lo que no quisiera comer es Gali.

 

 

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