Monday, 29 de April de 2024


La guerra sucia, en todo su apogeo




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En la historia política más reciente de Puebla nunca se dio el caso de una campaña para la renovación de la presidencia municipal de esta capital tan poco civilizada, como la actual.

La descomposición política en el país empezó con los tecnócratas priistas, pero fueron los panistas, desde la campaña de Vicente Fox, los que importaron de España la llamada “guerra sucia”, que consiste en eliminar al contrincante con base a insultos, rumores y chismes.

 

 

Al ser eliminada la llamada “clase política” tradicional por el grupo salinista, el gobierno fue manejado por tecnócratas sin sensibilidad política y sin conocimiento de nuestra historia; y al arribar el panismo al gobierno federal, la descomposición creció hasta convertir una actividad que en principio es noble, en lo que estamos viendo.

 

 

Los candidatos ya no tienen tiempo de exponer proyectos para solucionar los problemas de la gente; ya no pueden intercambiar opiniones con los ciudadanos para ver la forma de ayudarlos a mejorar la situación económica y social por la que atraviesa la mayor parte de los mexicanos en general, y los poblanos en particular.

 

 

Y no pueden porque están entretenidos, y seguramente preocupados, en defenderse de los ataques que les lanza el adversario.

 

 

El tema que ha ocupado la atención en estos últimos días, sobre los candidatos Enrique Agüera Ibáñez y Antonio Gali Fayad, es el descubrir el origen de las fortunas millonarias de cada quien.

 

 

Para eso se lanzan acusaciones, las más de las veces sin fundamento, con el fin de desprestigiarse ante la opinión pública.

 

 

Los estrategas de estas campañas ¿pensarán que así levantarán el entusiasmo de los electores para concurrir a las urnas? ¿No ocurrirá lo contario?

 

 

El mensaje subliminal que envían a la ciudadanía es el de que en la próxima elección no busquen al mejor, porque no lo van a encontrar, sino al menos peor. Si eso ya ocurre con los partidos, ¿debe abarcar también a los políticos?

 

 

Las campañas de “lodo”, las “guerras sucias”, no hacen otra cosa que degradar más a una clase política, que carece de ideología, de oficio, que desconoce nuestra historia, salvo excepciones, claro.

 

 

No beneficia en nada a una ciudadanía que se enfrenta a problemas tan graves como la pobreza, la pobreza extrema, la carestía, la inseguridad, etcétera, y de los que parecen no ocuparse los políticos.

 

 

La situación general del país, lo que ha venido ocurriendo en los estados del norte como Chihuahua, Tamaulipas, Durango, Sinaloa, etcétera, así como en los surianos de Morelos, Guerrero, Oaxaca, Chiapas, Michoacán, ¿no serán prolegómenos de algo sumamente peligroso para el país?

 

 

Hay 12 millones de mexicanos en los Estados Unidos que salieron de México huyendo de la miseria y ya hay, desde 2009, casi medio millón más de mexicanos que han ido a refugiarse al vecino país, huyendo de la violencia. Y nuestros políticos enfrascados en una discusión sobre el origen de sus fortunas.

 

 

En este país todo mundo sabe que para ser millonario hay que ser político o narco. Es la percepción generalizada, qué le vamos a hacer. Pero campañas “políticas” como la que estamos viendo, convierten esa creencia en realidad.

 

 

Notas breves: el próximo día 7 se celebra en México el Día de la Libertad de Prensa, y un grupo de periodistas poblanos han organizado un acto que se realizará en el jardín de la Libre Expresión, ubicado a un costado del templo de Guadalupe, en la 11 Norte y Reforma, frente al Paseo Bravo. Esto será a las 11 horas de ese día. Dicen que han invitado a Enrique Agüera, candidato del PRI-Verde a la presidencia municipal de Puebla… El Día de la Libertad de Prensa tuvo un origen no muy bizarro, en tiempos de Miguel Alemán Valdez, los dueños de los diarios de la ciudad de México, que eran abastecidos de papel periódico por una empresa del gobierno, que lo importaba, tenían adeudos millonarios con dicha empresa que los empezaba a acosar, claro, no como ahora hacen los bancos, para que pagaran. Ante eso, al coronel don José García Valseca, dueño de la cadena de “los Soles”, y por lo tanto uno de los más endeudados, se le ocurrió una idea “genial”. Tratar el asunto con el “señor presidente” y el “señor presidente” tuvo otra idea todavía más genial, “la condonación de la deuda”. Así las cosas, los propietarios de las empresas periodísticas le ofrecieron una comida para agradecerle “el detalle”. El presidente estuvo feliz y contento y más los ex deudores. El presidente se retiró para atender otros asuntos que agobiaban a la patria y los alegres comensales se quedaron un buen rato más, degustando bebidas importadas y del país. Ya en puntos cuetes, a alguien se le ocurrió proponer hacer esa comida cada año, pagando cada comensal su cubierto, menos los invitados del gobierno y declarar cada 7 de junio, Día de la Libertad de Prensa. Y así sucedió. La celebración empezó a bajar de tono tanto en la capital como en los estados, y ahora ya sólo es un recuerdo.

 

 

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