Monday, 29 de April de 2024


Difícil situación en el país




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El país atraviesa por una muy difícil situación en lo económico, en lo social y en lo político.

La carestía, sobre todo la de alimentos, es cada día mayor; el desempleo no cede, la pobreza aumenta. La criminalidad, si bien no es mayor que antes, continúa ahora en estados del sur, como Morelos, Guerrero, Michoacán; la atención y apoyos a las actividades agropecuarias son casi nulas y eso ha contribuido a la emigración de campesinos hacia los Estados Unidos, pero allá hay escasez de empleos y muchos trabajadores emigrantes tienen que regresar; la educación de mala calidad no va a cambiar de un día para otro, como tampoco la atención a los problemas de salud.

 

 

Por si todo lo anterior fuera poco, se han agravado los problemas políticos a raíz de las elecciones en 14 estados, para renovar ayuntamientos, diputaciones locales y en un caso, Baja California, gobernador del estado. Las guerras sucias que sólo sirven para desprestigiar a los políticos y degradar a una actividad, la política, que debería ser noble, están en todo su apogeo.

 

 

Los tres principales partidos políticos del país están en una crisis increíble: sus militantes parecen no tener ideología, carecer de principios y andan danzando de un partido a otro.

 

 

Los problemas internos que confrontan PRI, PAN y PRD parecen inacabables.

 

 

Los miembros de todos los partidos, por lo mismo que carecen de ideología, de principios, de estructura, de organización, de disciplina, no podrán llegar a ser líderes confiables, sino políticos mediocres, esos que sólo van en busca de un puesto que les reporte poder y dinero.

 

 

Acabamos de leer sobre una “batalla campal en Veracruz” que escenificaron miembros de los partidos Acción Nacional y de la Revolución Democrática, que en Puebla son aliados, cuando los panistas agredieron al candidato del PRD a la presidencia municipal del puerto de Veracruz, Julio Saldaña Morán, porque siendo panista se pasó el del sol azteca.

 

 

Le lanzaron al candidato perredista un botellazo que lo noqueó y tuvo que ser atendido por paramédicos, mientras sus compañeros de su nuevo partido le formaban una valla para protegerlo de quienes fueron hasta hace dos meses, sus correligionarios panistas.

 

 

 

El pueblo se está enojando

 

 

Tal vez los políticos no lo perciban, pues han perdido las cualidades de un buen político, pero el pueblo se está enojando.

 

 

Todos fuimos testigos de la furia, del odio con el que maestros de la CNTE, destruyeron las oficinas de todos los partidos políticos en Chilpancingo, la capital de Guerrero.

 

 

Ya esta semana vimos en la tele la furia con la que grupos de jóvenes atacaron a los granaderos de la ciudad de México que vigilaban la columna que marchó por calles del centro de la capital del país, para recordar el “halconazo” de hace más de 40 años. Hay manifestaciones constantes en todas las grandes ciudades del país para protestar por algo y los problemas no ceden y no ceden, porque las clases populares, que son las mayoritarias, no se sienten atendidas.

 

 

En 1994 estalló la revolución zapatista del subcomandante Marcos en Chiapas y el gobierno federal dispuso canalizar obras a esa entidad del sureste y se construyeron puentes, carreteras, aereopuerto y un puerto de altura, según afirma el comisionado para el Diálogo con los Pueblos Indígenas, Jaime Martínez Veloz, pero ninguna de esas obras fue de beneficio para los indígenas rebelados, y ahora esos indígenas viven en peores condiciones que antes.

 

 

Ese es precisamente el problema: los gobernantes que hemos tenido desde Carlos Salinas a la fecha, no saben mucho de la historia, de las luchas de este pueblo, de sus anhelos y de sus verdaderas necesidades, carecen de sensibilidad social y cometen errores garrafales, tal vez de buena fe, pero son errores que tienen un gran costo social.

 

 

Si continuamos por ese camino, esto va a estallar. Los prolegómenos de un estallido social, se están dando por todas partes: el hecho de que 800 municipios del norte, vivan bajo la constante amenaza del narco; que la delincuencia aumente en entidades del centro, como Puebla, que han permanecido casi ajenas al problema; que haya pueblos de Michoacán que sean controlados totalmente por la delincuencia organizada y que en Guerrero los mismos pueblos se hayan armado para defenderse de los maleantes, nos habla de una situación de gran riesgo para el país.

 

 

Por eso no se debe continuar degradando a la política y a los políticos, mediante guerras sucias que no conducen a nada positivo, ni siquiera para los candidatos.

 

 

Hay organizaciones, principalmente de derecha, que pretenden que continúe esa guerra sucia, porque a río revuelto ganancia de pescadores, pero los mexicanos ya somos un pueblo maduro, que puede evitar que continúe el deterioro del país, manteniéndonos al margen de los pleitos en que caen quienes aspiran a gobernarnos, instigados por consejeros o asesores a quienes lo que menos importa es el país, el estado o el municipio.

 

 

Notas breves: el candidato a presidente municipal de Atlixco, postulado por la coalición PRI-PVEM, doctor Álvaro Morales Méndez, tiene un problema. No fue electo por una convención de delegados, como estableció la convocatoria, y ya Josué Ramos, uno de sus contrincantes en la lucha interna por la candidatura, lo denunció ante las autoridades electorales, lo que hace temer, que su candidatura sea anulada y se ordene reponer el proceso. Hay quienes sospechan que quien está atrás de esto, es la candidata del mismo PRI a la diputación local, Ariadna Ayala Camarillo…Qué delicados resultaron ser los panistas veracruzanos. Mire que emprenderla contra un miembro de ese partido que decidió pasarse al PRD para ser candidato a la presidencia municipal, llegando al grado de golperlo. Imagínese si los priistas actuarán igual, a cuántos candidatos panistas, surgidos del PRI, tendrían que andar correteando en todo el país.

 

 

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