Monday, 29 de April de 2024


No hubo triunfador




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No pudo haber un triunfador en el debate del martes entre los candidatos a la presidencia municipal de Puebla, Enrique Agüera, Antonio Gali y Miguel Ángel Ceballos, por la sencillísima razón, de que no hubo debate.

Hubo eso sí, propuestas de los tres candidatos para hacer frente a las necesidades de la población del municipio capital del Estado, pero nadie debatió sobre esas propuestas. Simplemente se hicieron propuestas distintas o semejantes para resolver los problemas y ninguno de los tres aspirantes a la presidencia municipal, trató de señalar porqué sus propuestas eran mejores que las de sus adversarios, que eso sería una forma de debatir.

 

 

De hecho, como le comentamos ayer, los tres aspirantes a la presidencia municipal, Agüera, Gali y Ceballos, ya habían expuesto, en actos por separado, las propuestas que luego hicieron en el debate que fue televisado.

 

 

Lo que se llamó debate, tuvo la virtud de que las propuestas llegaran a más gente, pues el acto fue televisado, pero nada más. Ninguna discusión, ningún razonamiento del por qué debe apoyarse la propuesta de seguridad del candidato de la coalición “5 de Mayo”, o la de “Puebla Unida” o Partido del Trabajo.

 

 

El debate lo hicieron al día siguiente, ayer, los ciudadanos en reuniones de amigos, en pláticas de café, en reuniones familiares. Platicamos con numerosos amigos y todos coincidieron en que no se debatió.

 

 

Sin duda se avanzó

 

 

No hay ninguna duda de que se avanzó. Se hizo entender a los políticos, que a los ciudadanos comunes, no nos gustan las guerras sucias, las guerras de lodo, porque degradan a la política y a los políticos y en este país, ya tenemos demasiadas cosas degradadas o en proceso de degradación, para que todavía se continúe ese proceso con una actividad que debe ser de las más respetables, para que tenga credibilidad entre los ciudadanos.

 

 

Hacer de la política algo sucio, vulgar, degradarla a nivel de chisme, de pleito callejero, nos perjudica a todos.

 

 

Ayer se comentaba que si bien los candidatos no debatieron, no se insultaron, no hubo agresiones verbales, referencias a sus millonarias fortunas, etcétera.

 

 

Eso en nuestro medio, constituye un avance. La gente, el ciudadano común, no quiere vivir entre chismes políticos y no quiere tampoco que lo gobiernen políticos chismososDemasiados problemas tenemos como para que todavía tengamos que soportar pleitos internos y externos, de quienes integran nuestra “clase política”.

 

 

Ya hay demasiados problemas internos entre los panistas divididos entre corderistas (movidos desde el exilio por Felipe Calderón) y maderistas que ahora andan en pleitos por el manejo de 264 millones de pesos de la bancada del Senado.

 

 

También tienen sus problemas los perredistas y los priistas. Esos pleitos, derivados de las graves deficiencias de los partidos políticos, ha producido problemas sumamente graves al país y solo podrán solucionarse, si nuestra “clase política” logra salir de su mediocridad. Y como los políticos son demasiado soberbios como para darse cuenta de lo que en realidad son, los ciudadanos debemos hacérselos notar, no solo durante las campañas electorales, sino en el ejercicio mismo del poder.

 

 

Tampoco vamos a generalizar. En todos los partidos hay políticos buenos y políticos malos, por desgracia son más estos últimos. Por eso hemos insistido en la necesidad de que los partidos cuenten con escuelas de cuadros, para preparar a su gente, para capacitarla para el ejercicio del poder. Los militantes de todos los partidos deben conocer la historia de su país, el desarrollo social, político y económico que hemos tenido, cómo se ha logrado, cuales son sus fallas, la historia de su partido, sus propósitos, su doctrina, su programa de acción.

 

 

Si eso llegara a lograrse, se acabaría el chapulinismo, es decir, el andar de un partido a otro o realizando alianzas entre partidos tan disímbolos como uno de izquierda y otro de derecha.

 

 

Bueno, pues hubo un avance en eso del llamado debate y es posible que en la siguiente elección, dentro de 4 años 8 meses y 17 días, las cosas mejoren todavía más. Los cambios culturales, son a veces demasiado lentos y si en esos cambios se tocan intereses personales o de grupo, se hacen todavía más complicados, pero hay que seguir.

 

 

 

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