Por mucho que en el anterior sexenio se dijera y en el actual se repita la misma cantaleta, Puebla no es el estado más seguro del país. No lo fue con Mario Marín pero tampoco lo es con Moreno Valle. De hecho, con ambos gobernadores, eso sí, se mantiene en los 10 estados más seguros de México de acuerdo con el estudio “8 delitos; Índice Delictivo” elaborado por el CIDAC y presentado hace dos días. Respecto de la medición de hace dos años, en 2010, caímos una posición: pasamos del 9 al 10 en el ranking al recibir una calificación de 86.8. La noticia no es esa, sino que “el talón de Aquiles” es el robo con violencia como muestra desde hace dos años las cifras del Sistema Nacional de Seguridad Pública. La tarea de Facundo Rosas Rosas, el súper policía que García Luna encumbró.

El índice delictivo del CIDAC, más que graficar la violencia en sí, busca medir el impacto en la percepción de la inseguridad a partir de ocho delitos que —al margen del narcotráfico— inciden más en la percepción de los ciudadanos. Estos ocho delitos son: secuestro, homicidio doloso, lesión dolosa con arma blanca, extorsión, robo sin violencia al transeúnte, robo con violencia a transeúnte, robo con violencia a vehículo y robo sin violencia a vehículo.

De esos ocho delitos que son los que más inciden en la percepción, el gobierno de Puebla tiene bajo control cinco y solamente tres se han disparado: lesión dolosa con arma blanca, extorsión y robo con violencia a transeúnte, por esos tres delitos la entidad se va a la última parte del ranking nacional, pero en el último, robo con violencia, se va hasta el lugar 29.

Hace apenas unos días tuvimos un mes catastrófico en materia de inseguridad. Un abril caótico que coincidió con la llegada de Facundo Rosas Rosas a la Secretaría de Seguridad Pública: robo a cuentahabientes, muertos en Angelópolis, asaltos impactantes en el estado. Pero el nuevo zar explicaba que se trataba de una percepción mediática, ya que en las cifras duras no había tal incremento. Parcialmente tuvo razón, porque abril terminó con 36 homicidios dolosos, muy lejos de los 75 que hubo en mayo de 2012, la mayor cifra en el sexenio.

Así que el gobierno morenovallista debe trabajar en dos vías para que el tema de la inseguridad no se vuelva un tema de campaña electoral. Por una parte la incidencia delictiva, pero en la otra la percepción ciudadana en esos ocho delitos principales, señalados por el CIDAC y que ponen a Puebla en el lugar 10 con la calificación de “afectación moderada”.

Aquí los lugares en que se ubica Puebla en el ranking nacional de los ocho delitos que más inciden en la percepción de inseguridad: secuestro en el 11, homicidio doloso en el 12, lesión dolosa con arma blanca en el 20, extorsión en el 24, robo sin violencia al transeúnte en el 11, robo con violencia a transeúnte en el 29, robo con violencia a vehículo en el 17 y robo sin violencia a vehículo en el 10.

En términos generales, Moreno Valle puede presumir que mantiene a Puebla como una de las entidades más seguras del país. Y que casi mantiene la misma calificación que en el sexenio anterior. Pero tampoco mejor, y que en el algún punto de la gestión de Ardelio Vargas, se perdió el control en materia de robo con violencia y que todavía no lo pueden retomar.

El informe del CIDAC, un think thank de reputado prestigio, sin embargo, le quita al morenovallismo un peso de encima: la inseguridad no será un tema electoral porque en términos relativos sigue en la misma situación que la dejó el PRI y Mario Marín en el 2010.