Se trata de una atracción situada a casi 400 metos sobre el río del cañón y solo parece apta para los más valientes. Tiene capacidad para cuatro pasajeros, por lo que se puede compartir la adrenalina durante el viaje con los compañeros. Si eres lo suficientemente valiente como para abrir los ojos, tendrás la oportunidad de disfrutar de unas vistas impresionantes sobre el Gran Cañón a medida que la velocidad del columpio va avanzando, hasta alcanzar las 50 millas por hora.
Es una creación del propietario del parque, Steve Beckley, quien admite que a pesar de ser el diseñador del columpio solo lo ha probado una vez. Anteriormente habían tenido una propuesta similar, pero nunca algo tan extremo. Steve explica que a pesar del aparente peligro de la nueva atracción, no lo es para nada y que los aventureros siguen llegando dispuestos probarla. Provoca diferentes reacciones entre los usuarios, unos gritan, otros se ríen, y algunos hasta lloran.
La entrada a esta atracción está incluida en la entrada de día del parque y para poder acceder a ella hay que firmarun documento de información y aceptación de daños.
