El campeón vigente del futbol mexicano llegó a CU a imponer sus condiciones y llevarse tres puntos que se le han hecho comunes en los últimos 15 años en un partido jugado al mediodía en campo universitario. Al América no le importa el calor, la presión de la afición rival o el equipo que tiene enfrente. En lo que se fija es en el triunfo y nada más.

Pumas vs América

Los de Matosas no requerían de una victoria holgada o de un juego espectacular para las gradas. Lo que planearon en esta ocasión fue en aguantar la presión rival, ser pacientes y aguantar al momento oportuno para dar un golpe sobre la mesa y mover el electrónico. El balón pudo ser de Pumas e incluso las constantes llegadas a gol, pero las anotaciones en si fueron de las Águilas y eso es lo que cuenta en el futbol.

Pumas siempre quiso proponer y atacar. Tener el balón, generar y buscar la meta rival. Las ocasiones, incluso, las lograron, no así vencer a Moisés Muñoz. Si hubo un momento en el que se atascó el conjunto universitario fue justamente ese en el que debía dar el pase a las redes.

Igual lo intentaron Eduardo Herrera, Dante López, Ismael Sosa o Matías Britos en el segundo tiempo, pero la recompensa no llegó. Para completar lo soñado tenían que ser perfectos y no lo fueron. En ese pecado llevaron la penitencia. Más cuando enfrente estaba un equipo al que le basta con su pegada para definir las batallas.

Si así estaba planeada la victoria, el cuadro azulcrema siguió su idea en todo momento y siempre muy tranquilo sobre el campo. Matosas mandó a un equipo que práctico y eficaz, concentrado en todo momento y atento para cazar a sus rivales en el momento más oportuno.

Rubens Sambueza fue el guía que llevó a las Águilas a dar con su objetivo. El argentino tomó el balón en una descolgada, dejó rivales en el camino y remató casi frente a Saldívar, quien pudo atajar ese disparo, pero ya no logró evitar la réplica de Darío Benedetto, que pasó frente a una dormida zaga auriazul que vio caer su marco.

La conquista americanista fue apenas al comienzo del segundo tiempo y el encuentro no cambió en absoluto. Lo que restaba era jugar con la desesperación universitaria, reflejada en cada acción, cada combate y cada remate. Después de todo, sumar ya cuatro juegos seguidos sin ganar empezó a pesar al menos anímicamente en el equipo.

Las acometidas no faltaron como sí lo fue, una vez más, el momento de definir frente al arco rival. El campeón simplemente defendió su corona en una batalla que terminó por ser también la primera victoria de Gustavo Matosas en CU en su faceta de entrenador. Ciudad Universitaria se pintó con los colores americanistas.

Fuente: ESPN