Wednesday, 01 de May de 2024


La depresión post partido




Escrito por  Irma Sánchez
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No cabe duda que los seres humanos somos complejos y me refiero a seres humanos de todas las edades, porque a veces basamos nuestra felicidad en hechos o acontecimientos que no dependen de nosotros. Esto lo pude comprobar el pasado domingo más o menos a las 13 horas, cuando México caía vencido por Holanda 2 a 1.

Las lágrimas afloraron en los rostros de los niños poblanos, al igual que en los de personas de todas las edades.

 

 

Ciertamente el futbol es algo que rebasa, un fenómeno mundial, basta con ver que la FIFA tiene más afiliados que la ONU.          

 

                                                           

Es tal este fenómeno que el regalo ideal para cualquier niño, por pequeño que sea, es una pelota, y no sólo para los niños, también para las niñas, las ligas femeninas de jovencitas se multiplican cada día en Puebla, en México y en todo el mundo.

 

 

Incluso me decía ayer un reconocido analista poblano que hay que encontrar en la pelota o balón, el antecedente de nuestra genética, ya que nacemos de un huevecillo que germina y da su fruto en nueve meses. En la evolución cósmica todos los planetas y cuerpos celestes son ovalados, luego entonces el hombre y la mujer encontramos en tal cuerpo esférico una razón de ser.                     

 

                

Así que la tristeza porque México perdió el domingo puede ser normal por un día o dos, pero si dura más tiempo, llega a la normalidad.

 

 

De todo debemos de sacar lecciones de lo que se gana y de lo que se pierde. Por ejemplo, en días pasados el INEGI dio estadísticas escalofriantes del estado de Puebla donde la pobreza ataca principalmente a nuestros indígenas que rebasan el millón, población en la entidad de 5 millones y medio de habitantes, y aunque la cínica de Rosario Robles acompañada del gobernador del estado haya dado cifras alegres de los resultados de su lucha contra la pobreza en Puebla, esta es una soberana mentira, porque las etnias indígenas que habitan en nuestra entidad cada día son más pobres, tienen menos talla y son o atacadas por enfermedades terribles y sobre todo por la enfermedad más terrible, la de la pobreza.

 

 

Con esto se comprueba que palidece ante nuestra realidad que México haya perdido en un partido de futbol, porque estamos perdiendo en Puebla ante una pobreza que nos hace ser ciegos y silenciosos, estas son las auténticas derrotas de nuestra entidad, en la que los servicios de luz, agua potable y caminos sufre atrasos de más de cien años, en la que las etnias indígenas auténticas propietarias del suelo poblano, por ser las originales, sufren un holocausto en que si bien no son perseguidos y enviados a campos de concentración son ignorados por todos.

 

 

Que las lágrimas del futbol se conviertan en auténticos proyectospara dejar de ser una de las entidades más pobres del país, aunque nuestras autoridades federales y estatales cierren los ojos.

 

 

 

 

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