Desde el principio se sabía que relevar al actual líder iba a ser difícil. Y la dificultad se encuentra en que todos los grupos políticos quieren sacar ventaja del puesto para ganar candidaturas federales en 2015 y tender los rieles del tren gubernamental del 2016 y 2018. ¿Quién le daría ventaja a quién? Ninguno. Nadie quiere ser buena gente.
Hoy por hoy el cargo de Fernández del Campo en realidad es irrelevante e inoperante. Inoperante porque no puede entenderse con ningún general del partido, ni con Enrique Doger, ni con Blanca Alcalá, ni con Javier López Zavala, ni con Juan Carlos Lastiri ni con nadie, de élite. Y es irrelevante, porque al carecer de autoridad nadie le hace caso ni lo toma en cuenta; está visto pues que su chamba la hará Angélica Araujo y René Juárez Cisneros, de momento.
Ser berrinchudo a veces funciona, a veces da premio. Sin embargo el CEN del PRI no se ha doblegado al capricho de ninguno de los grupos priistas y, al contrario, no se ve para cuándo pretenda cambiarles de platillo, pero eso del tiempo también tiene sus bemoles. Cesar Camacho Quiroz aspira a sentarlos a la fuerza para que se coman la sopa sabiendo que no les gusta y los malcriados tienen bien cerrada la boca para no tragarla.
Aquí el asunto estriba en quién se doblará primero. ¿Camacho Quiroz o los chicos malcriados? Aunque siendo objetivos los berrinchudos tienen todo el tiempo del mundo y el dirigente nacional priista no, Camacho Quiroz tiene encima la preparación del 2015 y los otros pueden esperar muy campantes hasta 2016 o 2018.
La realidad es que el tan ansiado relevo en la dirigencia estatal priista está trabado, no hay nada para nadie, los grupos que la quieren la quieren completita para ellos solos, no quieren convidarla y siendo así está difícil que se pongan de acuerdo, situación que impulsa la posibilidad de un dedazo del CEN. ¡Aaah no se la comieron, pues ahora les va éste o esta!
¿Cuánto tiempo estará dispuesto a esperar el PRI nacional? ¿De qué tamaño es su paciencia? Sería bueno adivinarlo. Por lo pronto, a ningún político le gusta que le den trato de chamaco malcriado y los grupos priistas de Puebla no creo que tomen discursos como el de Ivonne Ortega con una sonrisa (sincera) en los labios: “Pablo Fernández del Campo continuará hasta que se pongan de acuerdo”.
