Si hiciéramos un corte de caja donde ponderáramos su desempeño y su imagen pública, encontraríamos que en estos dos conceptos logra calificaciones bastante aceptables y, sobre todo, que estando como está sigue a la alza como suele ocurrir con las grande estrellas del espectáculo y el cine que habiendo ganado la estatuilla de oro hacen lo posible para obtener la de platino o la de diamante.

Quienes estudian, desde la academia, la política y la sociedad, fenómenos como el suyo plantean dos preguntas serias para encontrar una respuesta seria y convincente. ¿Por qué el presidente de Puebla avanza sin dificultades? Y, ¿gracias a qué lo está logrando? La primera debe tener una relación muy fraterna y tal vez hasta simplista con el gobernador Rafael Moreno Valle, ni duda. Son amigos.

Pero la segunda pregunta, exige un poco más de alcance porque compromete su carácter, su personalidad, inteligencia, forma de ser y claridad de ideas vanguardistas para dejarse ayudar por quienes quieren ayudarlo. Y esta última parte es bien importante, porque muchos son los políticos y gobernantes que víctimas de la soberbia no se dejan ayudar, no corrigen su sentir diocesano y al final terminan por hacer todo mal o por meterse en problemas tan parecidos a las arenas movedizas, es decir, que entre más se mueven más se hunden.

¿Quiénes han dirigido a Tony y a su ayuntamiento? ¿Qué entrenadores? Él lo sabe. Él sabe que toda esa gente que le dice qué hacer y cómo hacerlo, han hecho las cosas muy bien hasta hoy. Y los resultados ahí están. De otra manera, Puebla capital no viviría el romance que está viviendo con lo que hace y lo que dice. En el cine ocurre con frecuencia, ya lo dijimos, hay actores y directores de películas que por temporadas dominan la taquilla y las ocho columnas y es su caso.

Ay la lleva. Ay va. Es su momento. Su mirada la tiene puesta en el 2018 y no hace falta que lo diga. Todos saben lo que quiere. El PAN y el mismo gobierno estatal entienden perfectamente que tienen en el alcalde de Puebla a su mejor activo. Las comparaciones a veces fastidian, pero el caso de Tony Gali se parece mucho al de Miguel Ángel Mancera en el Distrito Federal; Mancera, por ejemplo, refracta una imagen más limpia que la de Enrique Peña Nieto, siendo que éste es presidente de México y él, gobernador de la capital.