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Para el arzobispo de Puebla, Víctor Sánchez Espinosa, la división que persiste entre los más de 4 mil pobladores de San Bernardino Chalchihuapan ya no es religioso sino político, pues confirmó que los dos grupos (antorchistas y Los de Abajo) continúan realizando sus misas en las calles, debido a que ni uno ni otro ha permitido la reapertura de la parroquia.
Cuestionado sobre el tema durante su conferencia de prensa dominical, reconoció que los “jaloneos” entre ambos grupos que ahí habitan continúan, pero aseguró que es un tema más político, aunque mencionó que el párroco del lugar, Javier Solís, “ha logrado mantener la paz”.
Cabe citar que este conflicto añejo, que viene desde octubre de 2012, impidió a los más de 4 mil habitantes de la comunidad enterrar de manera conjunta a José Luis Tehuatlie Tamayo, niño víctima del operativo policiaco del pasado 9 de julio en la autopista a Atlixco que también dejó a civiles con mutilaciones.
Sobre el cumplimiento de las 11 recomendaciones que hizo la CNDH al gobierno local entorno a este tema, Sánchez Espinosa también opinó y pidió al gobernador Rafael Moreno Valle una indemnización justa para las víctimas.
Uno de los grupos políticos de Chalchihuapan, identificados con la izquierda, Los de Abajo, que representa la diputada federal Roxana Luna, acusan a Antorcha Campesina de haber provocado el conflicto que, han dicho, representa una “bomba de tiempo”, pues se han enfrentado a golpes ambos bandos desde octubre de 2012 por la posición de la iglesia.
Mientras tanto, los antorchistas han señalado que sus acusadores son un grupo identificado como “los caciques” del poblado, ya que son quienes se apoderaron de la parroquia en disputa “porque no querían convivir con los pobres ni en las misas”. Sin embargo, actualmente cada quien lleva a cabo sus fiestas patronales y demás eventos religiosos en inmuebles distintos o en las calles.